Por Redacción - 12 Septiembre 2019
Conocer a los consumidores y comprender qué les interesa (y qué están dispuestos a comprar, por tanto) es uno de los de los grandes retos de las empresas y, en especial, de sus departamentos de marketing. Necesitan saber cómo son para poder ajustar a ello sus campañas y sus mensajes, logrando que funcionen de una forma más adecuada y más certera.
Para ello, tienen que echar mano de las herramientas que están a su disposición y así ajustar del modo más efectivo posible su estrategia. Tienen que ser capaces de posicionar de un modo eficiente sus mensajes y profundizar en el conocimiento que tienen sobre sus consumidores. Y ¿cuál creen los marketeros que es la vía más efectiva para lograrlo?
La clave, o al menos eso es lo que parece que están viendo los expertos, está en los datos y, sobre todo, en el análisis que se hace a partir de ellos. La estrategia de data analytics se ha convertido en la pieza clave sobre la que reposa la estrategia de marketing... o al menos lleva camino de serlo.
Un estudio acaba de intentar determinar cuál es la herramienta de investigación de mercado que los responsables de marketing están prefiriendo. Según las conclusiones del ESOMAR Global Market Research, un informe anual sobre la cuestión, las herramientas tradicionales de investigación de mercado están viendo como la inversión que las empresas hacen en ellas crece lentamente. Frente a ellas, sin embargo, la inversión que los marketeros hacen data analytics y en insights basados en datos lo hace muchísimo más rápido.
Las empresas siguen gastando mucho dinero en investigación de mercado tradicional, cierto es. En 2018, el último año sobre el que - esperable - se tienen datos del año completo, la investigación de mercados tradicional se llevó 47.000 millones de dólares de los 80.000 millones de dólares totales que se han dedicado a la investigación.
La cifra es, sin embargo, una muestra de que ese tipo de investigación se ha estancado. En el año precedente, eran 46.000 millones de dólares. Esos números también dejan claro que la investigación tradicional no ha sido la responsables de que la inversión de las empresas en este terreno creciese (en 2017 movía 76.000 millones de dólares, frente a los 80.000 del último año), sino que lo hizo gracias a las herramientas de analítica de datos. La inversión creció en ese terreno a un ritmo del 10%.
Y no solo eso: si la inversión en herramientas de investigación de mercado no decrecieron fue gracias a que en Asia-Pacífico no lo hicieron. En el resto de mercado, la parte tradicional sí mostraba un crecimiento negativo.
Todo ello sirve para confirmar, una vez más, el crecimiento del poder del dato y de la tecnología. Hace unos años, mientras se asentaba el big data, se hablaba de cómo los datos se habían convertido en el petróleo del siglo XXI y en el elemento de incuestionable valor. Las empresas dependen cada vez más de lo que los datos les dicen y los emplean cada vez más como guía para tomar decisiones, lo que hace que los elementos que tradicionalmente les servían como guía para comprender a sus consumidores y para tomar decisiones estén siendo desplazados.
Eso no significa, eso sí, que esos sistemas hayan dejado de ser válidos y que pasen a ser completamente obsoletos.
Otro dato interesante es el que apunta cómo varía el peso que la investigación tiene entre los diferentes sectores.
Por supuesto, algunas industrias gastan más que otras en hacer investigación de mercados. Los datos del estudio apuntan que los productos de consumo perecederos son los líderes, con el 19% del gasto total de investigación de mercados. La industria de los medios y del entretenimiento y la farmacéutica son las dos que lo siguen.