Por Redacción - 7 Enero 2020
En mi círculo más inmediato, hay al menos dos personas que han hecho acciones activas para limitar cuánto usan sus dispositivos móviles y para marcar momentos de desconexión. Desde poner la pantalla en blanco y negro a partir de ciertas horas a activar sistemas que limitan el acceso a apps cuando se ha llegado a ciertas cantidades de minutos de actividad, las dos personas son proactivas a la hora de reducir su tiempo de conexión. Están haciendo una suerte de desintoxicación digital y ambas, cuando se les pregunta por las razones por las que han acabado haciéndolo, explican que se dieron cuenta, un día, de que perdían demasiado tiempo con las pantallas de sus móviles.
No están solas. Lo cierto es que cada vez pasamos más tiempo con nuestros móviles y estos nos acompañan en nuestro día a día en cada vez más y más cosas. Los datos son claros.
Un estudio de Rastreator de principios del pasado otoño indicaba que los españoles pasan unas 3 horas y 51 minutos al día al teléfono móvil de media. Esta cantidad supone, además, "29 minutos más que el año pasado", como explicaban en la nota de prensa de presentación del estudio. La mitad de los encuestados reconocía que su pantalla de móvil es lo primero que ve al despertarse, pero también lo último que mira antes de irse a dormir. Otro estudio, este de Deloitte y de 2017, ya señalaba que el 94% de los participantes reconocía haber usado un smartphone en las últimas 24 horas.
Los consumidores están cada vez más conectados y pasan más y más tiempo frente a la pantalla de sus dispositivos móviles. Esto tiene un impacto directo en cómo accedemos a la información, pero también en cómo nos relacionamos con los demás y hasta en cómo consumimos (las oportunidades de compra se han multiplicado notablemente, pero también las acciones de comparación de precios y productos). Pero, además, esta omnipresencia del móvil está empezando ya a tener también otro efecto secundario.
Nos estamos empezando a cansar de usar el móvil en todo momento: estamos mostrando síntomas de agotamiento. Es lo que les pasa a las dos personas que conozco que activan sistemas de control de sus terminales, pero es también algo que ocurre a cada vez más y más personas.
Solo hay que buscar en la red, especialmente en la pestaña de noticias, temas sobre desintoxicación digital y contenidos similares. Hay muchísimas opciones y es un contenido que los medios de todo tipo y en prácticamente todos los verticales están publicando.
Como señalan ya en la newsletter de The Wall Street Journal, los consumidores podrían estar empezando a emplear sus móviles menos de lo que lo hacían en el pasado. Un estudio estadounidense que ha analizado los hábitos de los consumidores en los últimos 14 meses mostraba cómo el 64% de los participantes empleaba menos las apps de su móvil al final del estudio que al principio (pasaban de 5 horas a 4 al día).
Los consumidores están lanzándose a la desintoxicación digital, o al menos lo están haciendo cada vez más en el mercado que suele funcionar como avanzadilla de lo que llegará después a los europeos.
¿Por qué ocurre esto? Como señalan en un análisis de The New York Times sobre la cuestión, la lista de elementos que preocupan y saturan a los consumidores es bastante larga. No se trata solo de que sientan que pierden demasiado tiempo con sus móviles y que les prestan demasiada atención, sino también que han comenzado a temer el impacto que tiene en su salud o el uso que las empresas hacen de sus datos.
La fase de luna de miel de los consumidores y la tecnología se ha acabado, apuntan, y con ello están cambiando sus hábitos y sus decisiones de uso.
Pero esto no solo cambiará cómo se comportan los consumidores y qué ocurre con la información y el modo en el que la consumen, sino que también tiene un efecto directo sobre lo que ocurre con las marcas y su estrategia. Los especialistas empiezan a verlo ya: Renee Cassard, chief audience officer en Hearts & Science, alertaba de las amplias "implicaciones para marketeros y para sus modelos de negocio digital que se basan en captar la atención" del cambio de tendencia, como recoge el Times.
A medida que los consumidores pasan menos tiempo con sus móviles, también se reducen las ventanas de oportunidad para conectar con ello. Y todo ello ocurre, además, mientras la inversión en publicidad móvil va en rápido aumento. Las compañías se gastan cada vez más dinero en publicidad para el móvil.