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El rompecabezas de los datos y los nuevos retos y servicios que ha creado para las empresas

La necesidad de acceder a datos y de protegerlos ha creado un nuevo ecosistema de empresas que responden a esas cuestiones 

Por Redacción - 24 Febrero 2020

En los últimos diez años, los datos se han asentado como una de las piezas clave en la estrategia de las compañías. Las empresas de todo tamaño y toda condición se han lanzado a emplearlos como palanca para conectar con sus clientes, descubrir oportunidades y posicionarse en el mercado. Lo de que los datos son el petróleo del siglo XXI se ha convertido en una de esas frases hechas que se han asentado para comprender cómo funcionan las cosas. Quien tiene datos tiene la llave del mercado. Quien no los tiene no.

Todo ello ha creado un nuevo foco de presiones para las compañías y ha despertado nuevos terrenos de negocio. Se necesita a quienes ayuden a impulsar el mercado de los datos, pero también quienes respondan a los nuevos retos de esos terrenos.

Aunque las normativas sobre privacidad han hecho que cada vez sea más complicado negociar con información y compartir datos con terceros, lo cierto es que ese sigue siendo un negocio boyante y uno en el que algunos players ocupan posiciones destacadas. De forma paralela al interés de los marketeros por la información y a su peso creciente como parte de la esencia de las empresas, han aparecido también nuevas profesiones y nuevas industrias.

El data broker

Los data brokers son un ejemplo perfecto de esta nueva industria. Estas compañías recopilan información de todo tipo sobre los consumidores, empleando diferentes vías y herramientas para lograr acumular datos. Sus bases de información se convierten así en un caudal de insights sobre cómo son los consumidores y qué quieren, uno que estas empresas venden a las corporaciones que están dispuestas a pagar por ellas.

Muchos consumidores no son conscientes de esta realidad y de que muchos servicios que aceptan y que emplean son en realidad palancas para recopilar información. De media, en España, los consumidores dan unos 40 consentimientos de uso de datos personales.

"Muchos no tienen ni idea de quienes son estas compañías y de cómo han recopilado datos sobre ellos, pero se mostrarían muy sorprendido sabiendo los detalles íntimos que esas empresas han recopilado sobre la gente", explicaba un analista de la Electronic Frontier Foundation a Vice. La industria, apuntaban en el análisis de ese medio, es bastante opaca.

Los datos que los data brokers venden ayudan a las compañías a perfilar mejor sus audiencias y sus nichos de mercado, especialmente porque esa información se cruza con otra - propia o comprada a terceros también - que completa y asienta mejor el conocimiento del mercado.

Y, por supuesto, todos estos procesos son legales: en el momento en el que damos nuestro consentimiento lo estamos permitiendo. Las normativas que se han ido aprobando en los últimos años, desde la europea de protección de datos a la nueva ley de California, han ido, eso sí, poniéndoselo más complicado.

Los seguratas de la red

Para las empresas, los problemas de los datos no están solo en acceder a ellos y en usarlos para lograr los mejores resultados, sino también en lo que ocurre en relación a ellos.

Esto es, los datos se han convertido en un nuevo foco de problemas, porque tienen que respetar nuevas normativas de seguridad y privacidad, gestionar todo de manera que no se convierta en una amenaza para su imagen pública y proteger toda esa información frente a los cibercriminales. Blindar sus datos y evitar ser víctimas de crímenes online son dos preocupaciones cruciales para las compañías de todo tamaño, no solo porque los fallos de seguridad tienen repercusiones legales sino también porque se convierten en una pesadilla para sus departamentos de comunicación y relaciones públicas.

Y en ese contexto está emergiendo una nueva industria, la de la seguridad privada. Es una industria emergente, que se está posicionando en aquellas áreas que están menos o nada reguladas de la red, como explican en un análisis de la Universidad de Portsmouth sobre la materia.

La red se ha convertido en algunas áreas en un nuevo Lejano Oeste, señalan, en el que los cibercriminales campan a sus anchas. Para protegerse de ellos y de sus acciones, algunos individuos y algunas organizaciones han empezado a actuar por su cuenta. Se están tomando la ley por su propia mano para posicionarse contra los malos de la red.

En ese contexto han aparecido un ecosistema de nuevas empresas de seguridad privada, que se posicionan como una barrera entre los cibercriminales y las compañías. Funcionan vigilando la red para ellas y adelantándose al problema, pero esto está creando nuevos focos de tensión y nuevos problemas. El mercado es muy dinámico y mueve cada vez más dinero. La seguridad online era ya un mercado milmillonario en 2017, cuyas cifras se espera que casi se dupliquen para 2022.

La ley, recomiendan en el estudio, debería posicionarse de un modo claro en este terreno y perfilar mejor qué se puede hacer y qué no en estas áreas.

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