Por Redacción - 12 Marzo 2020

La inteligencia artificial ha sido la tecnología de moda en los últimos años, el elemento que ha crecido y se ha posicionado como emergente. La IA supone, al fin y al cabo, una poderosa revolución y una que lleva a la tecnología a una nueva fase. Sus descubrimientos y sus posibilidades tienen aplicaciones en muchos terrenos y en muchas áreas. Los analistas llevan años prediciendo cómo lo cambiará todo y cómo impactará en el trabajo de las empresas.

Una de las áreas que la IA va a cambiar o que más o menos ya ha empezado a hacerlo es la del marketing, o al menos eso es lo que llevamos ya unos cuantos meses escuchando. El potencial de la inteligencia artificial es automatización o a la hora de conocer mejor a los consumidores es muy elevado. Incluso, se espera que pueda asumir labores hasta ahora limitadas al trabajo humano, como es el caso del trabajo creativo.

Pero la paciencia en marketing, como bien saben los CMOs, es muy limitada. Si las empresas cambian de director de marketing a una velocidad de vértigo porque sienten que no están logrando los resultados esperados, casi se puede decir que lo mismo hacen sus equipos con aquellas cosas que prometen si no empiezan a dar los efectos esperados. Si algo no funciona de un modo claro y no da resultados rápido, se pasa a otra cosa. Y eso podría ser lo que le está pasando ahora mismo a la inteligencia artificial, la prometida respuesta a todos los males.

Los datos son complicados y permiten llegar a conclusiones confusas. Los anunciantes están pasando de la IA, pero sin embargo el peso que esta tiene en algunas áreas concretas ha crecido en el último año. ¿Se están cansando los marketeros de las grandes promesas generalistas y están asumiendo sin embargo el uso para tareas específicas?

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