Vivimos rodeados de información. Tanta, que el volumen que recibimos a diario puede llegar a saturarnos y a producir el efecto contrario: desinformarnos. Es lo que se conoce como infoxicación y puede tener graves consecuencias a todos los niveles, también en el profesional.
La infoxicación conduce, de forma lenta pero segura, a un círculo vicioso donde el tiempo ya no se destina a una acción productiva, sino a la observación, asimilación y procesamiento de datos. Es decir, supone un freno en la estrategia de negocio.
Que una compañía posea una gran cantidad de datos gracias al Big Data no significa que vaya a convertirse en la empresa líder del sector ni que esté acertando en su estrategia comercial. La información solo tiene valor si llega en el momento adecuado, a la persona adecuada, en el formato adecuado y si se utiliza en el momento oportuno.
Por eso, en un entorno digital en el que la información fluye a raudales, es necesario introducir tecnologías que ayuden a extraer de la masa de datos provenientes del big data -la materia prima- la información más relevante y segmentarla. Hablamos de los datos inteligentes o Smart data. Es decir, el Big Gata sería un diamante en bruto que es necesario pulir para sacar a la luz su gran riqueza, los datos con sentido. Porque no todos los datos generados por el big data tienen el mismo valor respecto a los objetivos de su estrategia. Es primordial clasificarlos en lugar de intentar utilizarlos indiscriminadamente y a toda costa.
Trabajar con Smart Data equivale a añadir una dosis de inteligencia a la base de datos. De esta manera, resulta más sencillo identificar las señales de negocio que indican el momento adecuado para acercarse a un potencial cliente y facilitar así el cierre de una operación. La integración de datos inteligentes aumenta la capacidad de respuesta, la productividad, y la capacidad de adaptación.
Gracias a las nuevas herramientas tecnológicas que facilitan Smart Data, cualquier empresa, pyme o autónomo, puede detectar señales de negocio de forma clara y concisa, y tener un mejor conocimiento de clientes potenciales. Pero, sobre todo, le permitirá tomar decisiones precisas en menor tiempo que se transformarán en oportunidades de negocio
Gracias al Smart data, una vez filtrados y segmentados los millones de datos recopilados a través del Big Data, podemos analizar de forma más sencilla el comportamiento en internet de posibles clientes, así como el uso que hacen de la red, para anticiparnos a sus deseos. Este análisis de datos es el que realizan las Smart TVs, por ejemplo, cuando nos ofrecen series y películas basadas en nuestros gustos como consumidores.
Así pues, el objetivo es poder dirigir las estrategias comerciales hacia un perfil concreto y personalizado, el del cliente perfecto o customer persona. Esto supone un aumento del ratio de acierto en nuestra prospección y mayores beneficios económicos, independientemente del tamaño de la empresa.
La idea del customer persona no es algo reservado al ámbito del marketing directo. De hecho, resulta esencial definir customer personas en todos los niveles de la empresa para poder, no solo identificar a los mejores clientes, sino establecer un perfil base de cliente ideal. Así, al crear un cliente objetivo basado en criterios analíticos, los vendedores serán capaces de identificar a otros potenciales clientes.
Es importante tener en cuenta que implementar una estrategia de datos inteligentes no debe restringirse a un único departamento, sino que debe desembocar en una verdadera cultura corporativa. De hecho, es posible que deban reinventarse algunos procesos y dinámicas de trabajo, con el objetivo de satisfacer mejor a los clientes. Esta estrategia de transformación debería, por ejemplo, implicar la centralización de los datos almacenados. Solo así se podrán consultar rápidamente, priorizar y evaluar según las necesidades.
En el ecosistema digital actual, el tratamiento de la infoxicación es una necesidad real para aquellos que quieren combinar tecnologías digitales y eficiencia.