
Cinco consejos básicos antes de dar el "sí, quiero" a la política de privacidad
Por Redacción - 12 Julio 2021
Ojos grandes y expresivos, boca pequeña, mofletes redondos y rojos... Estos son algunos de los cambios con los que, gracias a Voilà AI Artist, millones de personas se han convertido en un dibujo animado o en una pintura renacentista. Esta aplicación ha conseguido once millones de descargas en todo el mundo, según los datos de junio de Sensor Tower, y tiene unos ingresos de 200 millones de dólares. De esta forma, se sitúa ya como una de las aplicaciones de moda, en la línea que siguieron otras, como FaceApp, aquella que te permitía ver cómo serías de mayor. "Tanto Voilà AI Artist como FaceApp utilizan sistemas incipientes de IA y fórmulas matemáticas para transformar el rostro de los usuarios", explica Sergio de Juan-Creix, profesor colaborador de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC y experto en derecho a la publicidad.
Este tipo de aplicaciones llegan en una oleada de popularidad que provoca que muchas personas en todo el mundo se las descarguen para "jugar" con su propio rostro o el de otros, y la popularidad del momento hace que dejen de lado la privacidad. Precisamente este es uno de los temas más críticos en torno a esta aplicación. Pero ¿puede interesarle a una aplicación comercializar nuestra cara? "La empresa "aprenderá" con el uso que los usuarios hagan de la app y alimentará sus algoritmos para mejorarlos, es decir, con toda esta información es posible obtener información genérica del comportamiento de los usuarios y de sus expresiones faciales, lo que puede ayudar a desarrollar en el futuro herramientas de IA más sofisticadas, no solo para esta finalidad comercial -aparentemente divertida- de cambiarte la cara, sino para otras finalidades distintas", explica Sergio de Juan-Creix. Otro punto importante que ayuda a su popularidad es que es gratuita. Para Mònica Vilasau, profesora de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC, es el anzuelo que utiliza para animar a la descarga.
Las prisas, la popularidad y el desconocimiento pueden llevarnos a aceptar cláusulas poco restrictivas con nuestra intimidad o privacidad. Vilasau y de Juan-Creix afirman que todas las aplicaciones pueden ser potencialmente "peligrosas" para nuestra privacidad e intimidad, pero ofrecen algunos consejos básicos que hay que tener en cuenta antes de dar el "sí, quiero":
Es importante leerse las políticas de privacidad y asegurarse, al menos, de que estas empresas no transfieran datos a países con una normativa que no ofrezca garantías similares al Reglamento General de Protección de Datos (RGPD). "Si están ubicadas en la Unión Europea, sabemos, al menos, que aplican el RGPD y que están sometidas a un control más cercano de las autoridades competentes", afirma de Juan-Creix.
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