Por Redacción - 23 Mayo 2022
Marie Kondo se hizo altamente popular con una estrategia para mantener la casa – y la vida – de cada quien muy ordenada. Había que tomar las cosas que teníamos por casa, preguntarnos si nos daban alegría y, si no, dejar de tenerlas rondando por ahí y deshacernos de ellas. El resultado acaba siendo un entorno minimalista en el que cada uno tiene lo justo y necesario – o una pesadilla ascética para quienes no ven el mundo como Kondo – y se elimina todo lo superfluo.
El imperio de Kondo se centra en el orden en las casas y en la vida y no en la estrategia de datos corporativa. Sin embargo, quizás su filosofía pueda funcionar como referencia para comprender hacia donde van las cosas. Porque el futuro, en el mundo masivo del big data, va a pasar por el minimalismo. Las marcas deberán eliminar todo lo superfluo y no les quedará más remedio, por mucho que eso pueda parecer la pesadilla de sus responsables de marketing de datos.
Como señalan en Axios, la estrategia de las grandes marcas de tecnología ya ha empezado a orientarse hacia la idea de menos es más, limitando la cantidad de datos que se recopilan. Por supuesto, no lo han hecho por el mero gusto de hacerlo, sino porque las grandes cantidades de datos se han convertido en un serio problema.
Lo son en términos reputacionales. Por ejemplo, se los pueden pedir las fuerzas policiales. Esto podría convertirse en una pesadilla de imagen pública, porque podría afianzar la percepción de los consumidores de que los nuevos dispositivos conectados se han convertido en espacios de vigilancia.
Por otro, las propias normativas de privacidad que se han ido aprobando, con la ley de protección de datos de la Unión Europa como la gran pionera, han ido creando un contexto en el que lo que parece más ético es lo que ahora es únicamente legal. La minimización de datos, recuerdan en el medio, está en el epicentro de la GDPR y lleva a que las empresas solo puedan recopilar los datos que necesitan de forma real.
Google y Apple han empezado ya a crear sistemas que protegen - o eso prometen - mucho más la privacidad de sus usuarios. Aun así, y como dejan claros los datos de Axios, esta minimización de datos será un gran reto y el cambio en el mercado - y el uso de los datos - se podría ver sobrepasado por el hecho de que cada vez hay más y más fuentes de datos.
Solo hay que pensar en cómo están haciéndose cada vez más populares servicios como las cerraduras inteligentes. La búsqueda de voz o los altavoces inteligentes que se esperan que sean el futuro necesitan para funcionar bien recopilar grandes masas de datos. Recopilar información está en la base de lo que hace que estas cosas funcionen.
A pesar de todo, los marketeros sí deberían pensar más en el minimalismo de datos y en cómo aplicarlo a sus acciones y sus posiciones. Deberían hacerlo por una cuestión casi de supervivencia a los retos del futuro. Sea como sea, ya sea por los cambios legales, por cómo impactan las decisiones de empresas como Google o Apple o por el lastre que supone estar sobrecargado de datos, la estrategia de marketing de datos debería empezar a trabajar sabiendo de dónde partir y no dejándose arrastrar a las aguas pantanosas del exceso de información.