
Cuando se trata de nuestro armario, los estilistas saben que, por muchas tendencias que sigamos, únicamente nos ponemos el 20% de la ropa el 80% de las veces. En otras palabras, nos inclinamos naturalmente por nuestros conjuntos favoritos, probados y comprobados una y otra vez. Podemos llenar nuestros armarios de opciones, pero la mayoría de ellas nunca ven la luz del día. El mismo principio se aplica a las aplicaciones móviles de nuestros smartphones: más de la mitad de las aplicaciones instaladas nunca se llegan a utilizar.
¿Sorprendido? Una persona tiene una media de 40 aplicaciones instaladas en su teléfono. Sin embargo, de esas 40, sólo 18 apps dominan el 89% del tiempo de los usuarios. Al igual que ocurre con esos pantalones con estampados chillones que guardamos porque estábamos convencidos de que algún día nos los pondríamos, nuestros smartphones son un armario digital que necesita una limpieza.
No obstante, cuando llega el momento de pulsar el botón de "desinstalar", no podemos evitar pensar en el tiempo, el esfuerzo y la inversión que cada marca ha realizado para crear esa aplicación dedicada. Si bien es cierto que las aplicaciones de marca eran casi obligatorias hace menos de cinco años, esta moda ha demostrado ser flor de un día. Como predice Gartner, en 2025 el 80% de las organizaciones de atención al cliente habrán abandonado las aplicaciones móviles nativas en favor de la mensajería omnicanal para ofrecer una mejor experiencia al cliente.
Los consumidores parecen estar cansados de elegir y paulatinamente van reduciendo el tiempo que dedican a las diferentes aplicaciones. Al igual que en un armario con prendas bien elegidas, los usuarios prefieren seleccionar aplicaciones de calidad.
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