Por Redacción - 30 Octubre 2012
Las empresas cada vez destinan más medios a cautivar al cliente con su mensaje, emplean nuevas técnicas para emocionar a los consumidores, para crear una actitud favorable a la marca.
Estas acciones consiguen llamar su atención, despertar su interés inicial e incluso incitan a los clientes a querer saber más sobre la empresa y sus productos. Pero la marca debe cumplir las expectativas generadas por su comunicación; para conquistar al cliente no basta con emocionar, la empresa debe estar a la altura de las circunstancias, y esto se consigue ofreciendo: Un servicio impecable. El 88% de los consumidores afirma que para que una empresa se gane su confianza, ésta debe ofrecer un servicio de calidad. Así lo refleja el estudio elaborado por Clickfox sobre lealtad. Una vez que has conseguido que el cliente se acerque a ti, esfuérzate por que viva una experiencia positiva con la marca, bien sea online u offline. Cuida la navegabilidad de tu web, asegúrate de mostrar bien visibles las distintas formas de contacto, y que la plataforma de pagos funcione correctamente. En el caso del comercio offline, cunta con personal motivado y formado adecuadamente para el puesto, de tal modo que ofrezca al cliente un trato personal ejemplar. Un buen producto, que efectivamente satisfaga las necesidades del consumidor. La empresa debe ofrecer promesas cumplidas, no dedicarse a vender humo y que a posteriori se descubra el pastel. El 40% de los clientes admite que repetirá la experiencia de compra, siempre y cuando el producto haya superado sus expectativas. Muestra claramente las características y funcionalidades del producto, dirigido específicamente a tu público objetivo. Atención al cliente de calidad. Se hace indispensable que la marca responda ante los requerimientos de sus clientes, se trata de un factor determinante para el 72% de los intervinientes en el informe de Clickfox. La empresa debe estar disponible y asumir su responsabilidad. Es importante que actúe de forma rápida y eficiente, de tal modo que subsane el error o inconveniente causado al cliente a la mayor brevedad posible. Por otra parte, es un medio para conectar con la audiencia, de acercarse a él y fomentar el engagement. Además de emocionar, de lanzar fuegos artificiales para impresionar al cliente, hay que saber mantener esa chispa inicial, de tal modo que dé lugar a un sentimiento más sólido y consiga establecer una vinculación con la marca. Para ello el cliente necesita hechos, tiene que comprobar por sí mismo que las promesas se hacen realidad.