Por muy raro que parezca, cuando alcanzamos un puesto de responsabilidad, esta adquiere dimensiones que un técnico ni siquiera puede imaginar. Aristas, detalles, rasgos, sesgos… un entramado de factores que son determinantes para que un equipo funcione correctamente. Lo primero que vamos a pensar es que tenemos que estar al tanto de todo, pero nuestro carácter de técnico nos hará entrar directamente al meollo del asunto y en muchas ocasiones participamos directamente en la elaboración de tareas. Total, es a lo que estamos acostumbrados, ¿verdad?
Pero la realidad dista mucho de meterse de lleno en el trabajo técnico y pasa más bien por la vía del conocimiento, la información y el control. Esos tres elementos van a ser la santísima trinidad de tu trabajo. El conocimiento te permite estar ubicado en el terreno, la información es poder de decisión, es un aliado, pero también puede ser una carta clave en determinadas casuísticas. Y el control… una palabra que está manchada por un espíritu negativo donde parece que el control está mal visto. Un agente imperante que actúa por encima de los demás, cuando no puede estar más lejos de la realidad. El control en un equipo, es gestión y es garantía de éxito si no te excedes con el mismo. El control con empatía te convierte en un líder. Pero sin la empatía te convierte en un tirano. Tú eliges qué quieres ser…
Sin embargo, un líder no se convierte en tal sin dos aspectos fundamentales: las herramientas y el equipo. Las primeras se convierten en elementos indispensables para poder estar en total conocimiento de cómo está el equipo y los proyectos en los que trabajan. Para esto he de reconocer que la metodología de los OKR’s nos ha venido perfecta.
Pero no fue esta metodología la que lo impulsó todo. El combustible del progreso se encuentra en la confianza del equipo. Implementar herramienta puede ser una oportunidad enorme de mejorar. No sin antes tener luchas constantes con los técnicos porque entendiesen que el control y la gestión forman parte del entramado natural de un proyecto y de su perfil tanto profesional como humano.
Pero hablemos primero de la herramienta:
Pues, los OKR (Objectives and Key Results) son una metodología para establecer y alcanzar objetivos. Se basan en el principio de que todos los equipos, proyectos y empresas deberían tener objetivos claros y medibles, y que todos los perfiles que los componen deberían estar alineados con estos mismos. Evidentemente, hablo de cómo aplicarlos a un departamento o concretamente, a un equipo. Ya en otro momento hablaremos de cómo aplicarlo a una empresa, pero aún no he ascendido lo suficiente como para hablar con conocimiento de causa.
Pero no nos desviemos…
Se dividen en dos factores determinantes e irremplazables.
Es fundamental que trabajemos con periodos de tiempo de 3 a 6 meses. Al menos en SEO, los proyectos mensuales traen reportes cada 28 días y análisis de resultados cada tres meses. Cerrar un sprint de OKR’s a mitad de año es interesante para valorar, equilibrar y optimizar los mismos de cara al resto del año.
Aplicarlos correctamente nos cambió como equipo. Es posible que el tuyo al principio no lo vea. Que las tareas de control y gestión se vuelvan tediosas o que los propios técnicos opinen que no les funciona. Pero créeme, la clave está en saberlo, moldear y aplicar para la tipología de objetivos que tiene tu equipo. Juega con los conceptos, desglosa las tareas y las acciones. Enfoca con ellas los objetivos y sobre todo, hazlos partícipes de la metodología.
Las ventajas son claras:
No se llega a ningún lado sin un equipo. No se pueden conseguir grandes metas sin un equipo. El mito del “Pichichi”, así nos gusta llamarlo, en una media o gran escala se queda inservible. Cualquier metodología está fuera del éxito si los miembros de un cuerpo técnico no creen ella. Debe haber una comunión que unifique los conceptos de ambas partes y para ello es fundamental el papel de responsable, manager, gestor o como quieras llamarlo. Esa figura es clave para cualquier implementación. Es quien va a guiar en todo el proceso y la persona valedora de cualquier herramienta.
A menudo tenemos la certeza de que la actitud, la confianza y la evolución profesional son intrínsecas al perfil. Esperamos a que emerjan o vengan de fábrica de cada una de las personas que forman un equipo. Nada más lejos de la realidad… Todas las reacciones ocurren cuando fusionas o chocas determinados elementos. La acción reacción es aplicable a nosotros… Esperar con pasividad sin hacer nada porque ocurran cosas es un error supino que pueden condicionar las mediciones de control sobre un equipo. Para que sucedan eventos positivos en un departamento o empresa hay que trabajar en dos aspectos: La confianza y la búsqueda del talento. ¿Y sabes lo mejor de todo? Que ambas parten de la misma premisa: Conocer a tu equipo desde el lado más humanos hasta el lado más profesional.
Una vez tienes ambas, lo demás es cuestión de divertirse y de concebir el suceso como algo especial y positivo, sin olvidar que el control y la gestión son fundamentales para mantener el ritmo y la dirección hacia los objetivos.
Lo que sí está clara es una cosa: El control y la gestión de un equipo con confianza y ganas de crecer, garantizará la obtención de objetivos, la declaración de excelencia por parte de los clientes y la salud y el bienestar de toda una plantilla.