
¿Podemos afirmar que el sexo ha dejado de vender y ser útil como estrategia de marketing?
Por Redacción - 9 Noviembre 2015
La sabiduría popular tiene muchos refranes y frases hechas para señalar algo que las marcas han ido empleando desde hace mucho tiempo: el sexo vende. Lleva haciéndolo desde prácticamente siempre y los reclamos publicitarios lo llevan empleando desde prácticamente toda la historia de la publicidad. Si se echa un vistazo a una revista de hace cien años se podrá ver que muchos de los productos que se están anunciando lo hacen con el reclamo de capturar al otro: tener el pelo más brillante o la sonrisa más atractiva no es más que una manera de llamar la atención del otro.
El sexo ha sido un potencial reclamo que se ha extendido década tras década al grito de que el sexo vende. Los diferentes ejemplos lo demuestran y las marcas se han servido de la idea de una forma más o menos evidente o más o menos refinada, desde los quitagrasas que muestran de todo en sus anuncios menos cómo limpian sus productos hasta los anuncios de desodorante que prometen triunfar de forma notable. Cuando los anuncios de Axe empezaron a intentar capturar el imaginario de los estadounidenses hace ya casi diez años, por poner un ejemplo claro, los profesores de instituto tuvieron que tomar medidas. Los anuncios eran tan convincentes y el reclamo tan poderoso que las aulas eran un espacio apestoso por culpa de los adolescentes que abusaban del desodorante.
Pero ¿han cambiado los tiempos y un reclamo tan antiguo como este, heredado de las décadas en las que prácticamente se hacía publicidad sin saber que se estaba haciendo, ha pasado de moda? En los últimos años se han alzado muchas voces críticas contra este tipo de publicidad, que habitualmente cosifica a las mujeres y las reduce a simplemente objetos. Otros críticos han ido señalando que se ha sexualizado prácticamente todo y que se emplea el sexo para vender cualquier cosa, lo que crear debates éticos y lo que a veces llega a rozar el ridículo. Pero lo cierto es que si el sexo ha perdido tirón como motor de las campañas publicitarias no ha sido por todas estas presiones sino por una realidad que suele ser la que mueve a las empresas.
El sexo ha dejado de vender. O al menos eso es lo que están demostrando los números y los hechos. Un estudio de una agencia publicitaria decidió medir el impacto que el jugar con este tema podía tener a la hora de empujar a los consumidores a probar un nuevo restaurante. Los resultados fueron concluyentes. Ante un anuncio que jugaba con los sobreentendidos sexuales, los consumidores huyeron. Para muchos consumidores el anuncio resultó molesto u ofensivo y para otros creó una peor imagen del restaurante en cuestión.
--- Regístrate o accede como usuario para disfrutar del acceso ilimitado a todos nuestros contenidos ---

