Por Redacción - 18 Enero 2016
Hoy es el lunes más triste del año, el que se conoce como Blue Monday. Los telediarios de medio mundo le dedicarán una de sus noticias, posiblemente en el bloque final en el que se incluyen todas esas cosas que ayudan a cerrar con un sabor amable el repaso de los temas del día, los periódicos lo meterán en su sección de sociedad y en internet, donde no hay tantas limitaciones de espacio y sí mucho interés en posicionarse en búsquedas y en colarse en lo que la gente lee en el trending topic del día (porque, por supuesto, el Blue Monday es trending topic en Twitter y se está colando en todos feeds de noticias en Facebook), se sucederán las listas de cómo sobrevivir al Blue Monday, qué hacer o cuáles son los síntomas por los que identificar que se sufre este mal. Las marcas se lanzarán a hacer guiños en sus feeds sociales a la jornada y a invitar a enfrentarla con ganas.
¿Por qué es hoy el Blue Monday? Por supuesto, alguien también dará una explicación a esta pregunta, que se colará un poco en todas partes y que legitimará la celebración (si es que se puede llamar celebración a enfrentarse al día más triste del año). Detrás del día más triste y deprimente del año hay una fórmula matemática creada por un psicólogo e investigador hace unos años, el Dr Cliff Arnall, experto de la Universidad de Cardiff. Arnall incluyó en la fórmula el tiempo, las deudas acumuladas, la resaca de Navidad y lo que falta para cobrar el siguiente sueldo para establecer el estado en el que se encontrarían los consumidores. No hay más que aplicar la fórmula cada año para encontrar el lunes exacto en el que hay que poner la marca y para descubrir que ese es el día más triste del año.
Pero lo que Arnall hizo, en realidad, no era una sesuda investigación científica y, por mucho que haya una fórmula matemática de por medio, el Blue Monday no es el fruto de la ciencia de ultimísima generación. En realidad, el día más triste del año está más bien de cerca de ser pseudociencia, como algunos acusan, y es, claramente, un golpe maestro del marketing.
Detrás del Blue Monday está una agencia de comunicación, una estrategia maestra y un cúmulo de buena suerte. La idea tiene detrás a la agencia de comunicación Porter Novelli, que se inventó la jornada y tuvo la idea de que podía existir hace unos diez años. El Blue Monday no nacía de forma gratuita: era parte de una campaña de comunicación de una cadena de televisión especializada en viajes, Sky Travel, que contó con el ingrediente perfecto de ciencia y la voz del experto (poco importa que ahora se puedan encontrar noticias en los medios online en las que la Universidad de Cardiff puntualiza el "experto de la universidad de Cardiff" que fue como coletilla asociado a la noticia). La idea gustó a los medios, que la incluyeron en su cobertura informativa y que le dedicaron mucha atención.
Año tras año, el Blue Monday volvía a colarse en la cobertura informativa y era recuperado una y otra vez. Los medios echaban mano de algún experto psicólogo para hablar del tema, de la felicidad, de la tristeza y para hacer una cobertura un poco graciosa (aquí hay un experto que se dejó arrastrar a ello) y el Blue Monday volvía a resurgir.
Y así, cobertura año tras año, la cuestión se fue asentando como una especie de hecho y como una realidad que espera todos los eneros a consumidores y marcas (poco importa ya ser la marca que lo inventó o no) y que da pie a un par de noticias que lograrán captar la atención de los usuarios y a unos cuantos mensajes de marca que sin duda tendrán engagement.
El canal de viajes que se inventó la jornada cerró, por cierto, en 2010, aunque en realidad ahora eso poco importa. El día que se inventaron como parte de su estrategia de marketing hace tiempo que dejó de pertenecerles.
Otros días, otros efectos de marketing
El Blue Monday se ha convertido en un elemento recurrente al que echan mano ya las empresas sea como sea en redes sociales. Una rápida búsqueda en Twitter permite encontrar muchos ejemplos y sin ni siquiera irse al Reino Unido de origen del día y de la campaña de marketing que lo originó. En España muchas están siendo las empresas que están posicionándose con la jornada, desde Correos o la Fnac al Círculo de Bellas Artes o el canal de tele TNT. Poco importa cómo se sea o quién se sea: el día vale para todos.
Para que el Blue Monday se asentase influyeron varios elementos: tiene cierto color a ciencia (y por tanto a hecho), llega en un momento escaso de excusas para celebraciones o para generar conversaciones (Navidad queda muy lejos y las rebajas son ya algo caducado) y además juega con un elemento que a todo el mundo encanta como material para leer, comentar y compartir (la felicidad o la ausencia de ella). Y si a eso se suma que nació en medio del boom de internet y que se convirtió en material para uno de los primeros grandes virales, se tiene la tormenta perfecta. El Blue Monday se asentó en el calendario.
Pero lo cierto es que esta celebración no es la única cosa que se inventó el marketing y que nació gracias al eficiente trabajo de alguna empresa. Antes las cosas se afianzaban más lentamente y lo hacían a veces partiendo de viejas tradiciones a las que las marcas les daban una nueva vida, pero lo cierto es que las empresas y sus genios del marketing son los culpables de muchas de las fechas que ahora parecen inamovibles en nuestros calendarios y que celebraban siglos y siglos antes que nosotros.
Las rebajas son uno de los ejemplos claros, ya que por mucho que parezcan algo de siempre no son más que un invento del siglo XX (y que a España llegó gracias a la lucha entre El Corte Inglés o Galerías Preciados), uno igual que el Black Friday que se está importando ahora mismo. En Estados Unidos empezó en los años 60, gracias a la visión de un vendedor que se dio cuenta de que podía aprovechar el puente más largo del año. A España llegó estos últimos años, en medio de un movimiento generalizado en Europa. Amazon y Apple empezaron a celebrarlo en el Viejo Continente y las demás empresas les siguieron.
No son las únicas celebraciones que se inventaron las marcas. Papa Noel es, tal y como lo conocemos hoy, es un invento de Coca-Cola, que retocó una figura tradicional de una cultura concreta y lo convirtió en un elemento universal vestido con el color rojo de su marca (y antes que ellos, un escritor se había encargado de hacer que Papá Noel dejase de traer regalos solo en Holanda y se convirtiese en alguien popular en los países anglosajones). La Navidad, de hecho, tal y como la conocemos es un invento de los grandes almacenes del siglo XIX, igual que San Valentín se convirtió en una fecha que mueve mucho dinero gracias a los hábitos de consumo de masas y a los fabricantes de tarjetas, que convirtieron algo tradicional y más o menos low cost en una industria millonaria.