
Obsolescencia programada y reparaciones imposibles: ¿prácticas llamadas a morir?
Por Redacción - 17 Julio 2017
La obsolescencia programada se ha convertido en uno de los elementos que más molestan a los consumidores y que están logrando también atraer más la atención de reguladores y legisladores.
El término tiene una larga historia, que se puede remontar hasta incluso el Estados Unidos de los años 30. Aunque la denominación empezó a emplearse en los años 60 y se puso de moda en los últimos tiempos, la idea es de entonces. Un comerciante propuso que todas las cosas tuviesen una fecha de caducidad para así impulsar el consumo (los años 30, una época de crisis, no eran un momento de auge del consumo).
La idea se quedó solo en eso, pero la cuestión está ahí y sí ha modificado como consumimos. Los ejemplos de obsolescencia programada son muchos, desde las bombillas que dejaron de ser menos resistentes en los años 20 cuando descubrieron que no salía a cuenta (aunque a ellos las leyes les obligaron a cambiar las cosas) hasta las medias de nylon casi irrompibles hace 90 años y que muchas veces se rompen casi con solo mirarlas del presente.
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