
Por Redacción - 27 Julio 2017
Una de las cosas que las marcas y las empresas han añadido a la lista de lo que más les interesa y de sus preocupaciones recurrentes es la de poder determinar qué hacen sus consumidores y cómo reaccionan a las cosas que les ofrecen. Las compañías quieren saber en qué momento decidirán comprar los productos que les sirven y cómo se toma esa decisión. Quieren hacer un seguimiento milimétrico de la relación que se establece entre ellos y sus consumidores y los vínculos entre los productos y sus compradores.
Es lo que explica, por ejemplo, el boom del interés por el big data, que permite hacer un análisis ultrapormerizado de la realidad, y lo que apunta también por qué las empresas están adoptando cada vez más tecnologías y más herramientas para seguir a los consumidores. Desde el uso cada vez mayor de la neurociencia que se hace en términos de consumo y de estudio de los compradores hasta las cada vez más variadas opciones de trackeo y seguimiento que existen en el mercado, todas ellas intentan desentrañar el misterio de por qué compramos.
Y lo cierto es que ninguna gran compañía está exenta a esta realidad y está quedándose al margen de lo que ocurre y de cómo se emplean estas herramientas. Todas ellas, sean del sector que sean y se muevan en el universo en el que se muevan, están buscando posicionarse en el terreno del estudio de mercado y quieren comprender qué es lo que interesa a los consumidores.
Uno de esos ejemplos de compañías que están empleando la tecnología para comprender mejor cómo se establecen esos vínculos y esas conexiones es Disney. El gigante del entretenimiento ha estado trabajando para comprender cómo reaccionan los espectadores a sus estrenos, observándolos mientras ellos ven las nuevas películas.
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