Por Redacción - 10 Noviembre 2017
Fue hace un par de días. Amazon anunciaba en una nota de prensa global que lanzaba - también de forma global - su Fire TV Stick Basic Edition. Básicamente, el dispositivo es un pincho para acceder a contenidos desde el televisor. El usuario puede ver vía app contenidos de plataformas online, como Netflix, y, sobre todo, puede acceder a todos los contenidos de Amazon Prime Video, el servicio de vídeo bajo demanda de Amazon. El stick se lanzaba en 100 países, entre los que se incluían España, Italia, Francia o Canadá. "Esto hace que ver contenido desde apps como Prime Video sea rápido y fácil", apuntaba en la nota de prensa de presentación Marc Whitten, vicepresidente de Amazon Fire TV.
Y, más o menos en los mismos días, se desvelaba que Jennifer Aniston y Reese Witherspoon iban a protagonizar la primera serie de Apple. Las dos actrices serán las protagonistas de una serie sobre un programa matutino y se sumarán a las previsiones de contenidos del gigante de Cupertino, que también lanzará Amazing Stories, que tiene detrás a Steven Spielberg. Las dos series serán los dos primeros peones en la batalla de Apple por entrar en el mercado de los contenidos bajo demanda, como apuntan en Variety.
Las dos historias están muy relacionadas, como también lo están con las relacionadas con El señor de los anillos. Los herederos de J.R.R. Tolkien están intentando vender los derechos de El señor de los anillos para hacer una serie y le han propuesto la idea tanto a Amazon, como a Netflix y a HBO, según filtraba Deadline, con unos precios de entre 200 y 250 millones de dólares (a los que sumar los 100 o 150 millones de dólares que estiman en el medio que costaría producir cada temporada).
Y aunque los precios son vistos por la propia industria como una locura, están compitiendo por ello porque se ve como el potencial nuevo Juego de Tronos. HBO quiere encontrar un recambio para esa serie y Amazon quiere su propia serie arrolladora.
En el pasado, de hecho, ya se habían filtrado declaraciones de Jeff Bezos en las que apuntaba que quería su propio Juego de Tronos. Amazon, de hecho, ha cancelado varias de las series que había lanzado (porque tenían un atractivo más estadounidense que global) y ha empezado a intentar jugar fuerte en la liga de los contenidos. Y, volviendo al principio, el lanzamiento del stick puede ser, por muy pequeño que parezca el movimiento, uno más de los ligados a la idea, ya que al fin y al cabo Amazon no ha logrado aún el impacto global que Netflix ha conseguido. La compañía ha lanzado series que han ganado premios, pero Netflix se ha convertido en los últimos tiempos en la gran dominadora global del vídeo bajo demanda.
Y eso es algo que ningún gigante quiere dejar pasar, porque la gran batalla es justamente esa, la batalla de los contenidos en vídeo para consumir bajo demanda. El modelo de consumo televisivo está dejando paso a un consumo bajo demanda vía internet en el que además no solo deben desaparecer las ventanas tradicionales de visionado (los contenidos se vendían antes con ventanas de emisión, como podían ser el primero al cine, luego a pago, luego a teles premium y finalmente a teles en abierto de las películas) sino también las fronteras. Como bien comprendió Netflix, el mercado ha empezado a ser algo global y algo en lo que no se puede esperar en un lugar a que se estrene el contenido que ya se puede ver en el lugar de al lado.
Además, los espectadores cada vez premian más los contenidos propios (véase Netflix) y el que estos sean de calidad, lo que hace que la batalla no solo sea más encarnizada sino también más y más costosa. Las últimas previsiones de Movistar en este terreno, por ejemplo, estaban en lanzar en dos años 14 series y de gastarse en ello unos 70 millones de euros. Y, si se es cliente de la compañía, bien se ve que el gigante teleco está maniobrando para hacer que sea como sea sus consumidores tengan un acceso a la tele.
La guerra es por tanto cada vez más compleja. Por un lado, está el frente de internet contra la televisión tradicional, que los nuevos jugadores de la red están ganando ya que están posicionándose de un modo cada vez más creativo y con contenidos de mayor calidad. Por otro lado, está el frente interno, en el que no solo están intentando posicionarse los tradicionales jugadores sino que en el que están intentando entrar cada vez más nuevos jugadores.
Cada vez aparecen más plataformas que permiten acceder a contenidos bajo demanda (en EEUU parece que hay casi una para cada cosa) y, sobre todo, más grandes jugadores han empezado a intentar entrar en ese terreno, como es el caso de Apple. Apple ha ido lanzando en los últimos años dispositivos para acceder a contenidos y ver la tele, pero está ahora intentando posicionarse ella misma con sus propios contenidos. Al fin y al cabo, los contenidos son los que tienen el efecto llamada y los que hacen que los consumidores usen ciertos dispositivos, generen datos y consuman.
Apple no es la única que está intentando entrar en el mercado de los contenidos. Google también ha intentado posicionarse con YouTube en los contenidos propios, originales y exclusivos y Facebook corteja igualmente a los medios de comunicación para que hagan lo propio en su plataforma.