La competitividad y el deseo por fomentar el consumo, está provocando que los productos/servicios tengan cada vez ciclos de vida más cortos. Esto
genera una carrera sin retorno hacia lo efímero y que tiene múltiples consecuencias para la empresa, el mercado y el cliente
Los productos tienen una época de introducción en el mercado, para tener un tiempo de crecimiento, llegando a la madurez para entrar en su tiempo de
declive… esto sigue siendo así en la actualidad, lo que ocurre es que el tiempo que transcurre entre la introducción y su declive (desaparición o
reposicionamiento), se está reduciendo hasta limites que no son buenos para nadie, ni para nada.
Hay productos, los de éxito (el resto directamente desaparecen), que subidos a esta ola de modificaciones, reposicionamiento, reconfiguración, nuevas
aportaciones en los últimos 5 años han sido de locos, confundiendo el cliente las diferentes "mejoras" que se han presentado o al menos anunciado. Hay
muchos y variados ejemplos. Vemos como por ejemplo en telefonía los modelos se van acumulando sin dar tiempo a que prácticamente cuaje el anterior, el
coche tiene revisiones casi anuales cuando no se cambia de nombre y de apariencia, poco más y por no comentar los servicios que se prestan on line, en
este ámbito todo va mucho más deprisa aun, por la capacidad de customización que poseen en el medio y por tanto sufren evoluciones que en muchas
ocasiones suponen dar lugar a otros servicios, diferentes a los que se ofertaban.
¿Pero cómo afecta o qué efectos tiene este correr y disminución del tiempo de ciclo de vida de los productos y servicios?, pues muchos y no todos
buenos ni deseables:
- En ocasiones se engaña al cliente presentad "nuevos" productos con nuevas ofertas de valor que no lo son
- El tiempo de amortización de los productos se reduce, por lo que, si las ventas no son la previstas, se come la rentabilidad
- Las economías de escala e incluso la curva de experiencia son más difíciles que se den con este corto tiempo, por lo que los costes se pueden ver
afectados
- Se crea un escenario de canibalismo entre productos de la misma marca que, desde el punto de vista comercial, financiero y de producción da
problemas, muchos problemas
- El cliente pierde capacidad de atención y de sorpresa, pues los productos no ofrecen grandes mejoras en las revisiones que se hacen, por lo que el
deseo de compra se ve afectado
- La oferta de valor que ofrecen las empresas disminuye y tienen que tirar más de marketing prometedor que del marketing de lo real, pues en esencia
las mejoras en atributos y beneficios, no son lo suficientemente salientes como para aplicarle un marketing basado en el producto y propuesta de valor,
por lo que tienen que centrarse en la marca y su fidelidad para vender, para los convencidos y aspirantes a fans, para los clientes más racionales y
que buscan mejoras reales, no les convence este baile de modelos, productos sin más valor que un precio mayor que debe pagar por la "novedad"
- Esta rapidez en la entrada y salida de productos del mercado hace y genera tal cantidad de información sobre productos que el cliente se pierde,
aunque tenga mucha información a su disposición. Se produce algo que es negativo para los clientes… confusión y poca claridad en la valoración de las
distintas ofertas
- Muchos clientes ante esta locura de oferta, incluso esperan a que aparezca la nueva versión o "nuevo producto" de la marca, con lo que en parte el
consumo puede disminuir, el mercado se vuelve loco por la sobreoferta que aporta
- Se provoca con este reducido tiempo de estancia de los productos o de modelos en el mercado, mucha insatisfacción o decepción en el cliente, pues
lo que se aporta de nuevo, de innovador, de diferente es escaso
- Para las empresas tener que competir en estos términos, hace que los procesos de creación y reposicionamiento de productos los tengan que hacer
operativos y esto conlleva, menos capacidad de reacción, menos capacidad de innovación, menos tiempo para aportar un valor añadido real y sostenible al
nuevo producto, por no decir que acortar tiempos en comercialización y producción implica que todo el mundo trabaje con plazo cada vez más justos y con
lo que esto supone… por lo que el talento se vuelve estratégico para competir con éxito en estos términos y en estas condiciones
En definitiva este acortamiento de los tiempos en los ciclos de vida de los productos tiene ciertas cosas buenas, pero otras sin embargo, se vuelven en
contra de los propósitos de las empresas, de los clientes y del propio mercado… y es que nunca fue buena idea acortar de forma tan drástica los tiempos
de los productos para que al demanda sufra efectos negativos, pues en realidad nadie sale beneficiado con esta locura, salvo quien impone las regalas,
con lo que sin duda será una medida que supondrá una barrera de entrada para nuevos competidores y con eso perdemos todos, sobre todo el cliente.