Por Redacción - 26 Junio 2018
Es probable que ya no quede responsable de marketing que no haya oído hablar de los influencers y que no se haya intentado posicionar de una manera o de otra en este terreno. El marketing con influencers se ha convertido en la última gran moda y en la que parece la respuesta a tantos problemas. Logra hacer que los mensajes lleguen de forma orgánica en redes sociales y consigue destacar en medio del ruido, aunque esté lejos de ser algo perfecto (como han ido demostrando análisis, estudios y escándalos en los últimos tiempos).
Pero mientras las marcas y las empresas se obsesionan con los influencers y siguen apostando a ciertos elementos, quizás están perdiendo de vista otro elemento con mucho potencial y que podría ayudar a posicionar muy bien a la marca y a sus productos.
Los propios consumidores son uno de los altavoces más valiosos que tienen las compañías, como han demostrado los diferentes estudios sobre el poder de los brand advocates. Ellos logran posicionar la marca de un modo orgánico y sus opiniones suenan además mucho más auténticas que las que intentan posicionar vía publicidad y vía trabajo con influencers y famosos.
Y, como señalan en un análisis en AdWeek, el centrarse tanto en los influencers y el posicionarse tanto con ellos y echando mano de ellos está haciendo que se olvide que existen otras muchas vías que se pueden emplear y de las que se pueden sacar muy buenos beneficios. Potenciar los propios consumidores como prescriptores de la marca es muy importante y, como señalan en el análisis, las marcas deberían localizar a sus fans extremos o fanáticos y emplearlos a modo de palanca para llegar al mercado.
Los entusiastas de la marca son mucho más auténticos que cualquier otro portavoz que la compañía emplee y además se convierten en una fuente llena de pasión y de amor por la marca. Sus mensajes son mucho más entusiastas y también mucho más sinceros que cualquier mensaje que un influencer pueda lanzar y por tanto son mucho más valiosos.
Aunque pueda parecer difícil encontrar a este tipo de usuarios y consumidores, no lo es tanto. Como apuntan en el análisis, en realidad están por todas partes. La marca solo tiene que hacer el trabajo de localizarlos.
Para localizar a estos seguidores entusiastas que se pueden convertir en un elemento destacado dentro de la estrategia de la compañía y que pueden funcionar de un modo especialmente positivo, la marca o la empresa no puede simplemente esperar a que el fan llame a su puerta.
A algunas compañías les ha funcionado y algunos de sus fans se han convertido en virales y han logrado tener un impacto muy positivo en su imagen sin que ellas hayan tenido que hacer mucho para potenciarlo. Sin embargo, las marcas deben ser proactivas. Tienen que estar escuchando a sus consumidores, acercándose a ellos y conectando con sus fans para posicionarlos mucho mejor a la hora de generar este tipo de contenidos y este tipo de acciones.
Al final, se trata de conocer a los fans y de establecer con ellos vínculos y relaciones que vayan más allá de simplemente el momento en concreto. Hay que crear relaciones con una cierta duración en el tiempo y, sobre todo, mostrarse constante en ello. Hay que crear comunidad y hay que hablar con los consumidores. Y, en medio de todo este proceso, hay que dejar claro a los consumidores que estos importan y que la marca los valora.