
Cómo las estrategias de marketing se adaptan a una nueva visión de lo que es la fidelidad del consumidor
Por Redacción - 10 Julio 2018
Uno de esos objetivos que las marcas necesitan conseguir cumplir es el de lograr la fidelidad de los consumidores. Que tus consumidores sean fieles a tu producto y a tu marca es un punto muy a favor de la compañía y de lo vende, ya que permite tener unos resultados mucho más positivos y mucho más efectivos. El consumidor que es fiel a tu marca no solo la prefiere frente a la competencia y la consume más, sino que además también suele convertirse una especie de advocate de la misma y tiende a recomendar a otros consumidores que se hagan con ella. El consumidor se convierte en un comunicador y en un propagandista de la marca y de sus productos.
La fidelidad es por tanto algo muy valioso y algo muy importante, algo que las compañías deben por tanto trabajar y potenciar. Hay que centrar ahí los esfuerzos de la estrategia de marketing y hay que conseguir hacer que este terreno se posiciones mucho más en firme. Pero, aunque está claro que hay que trabajar la fidelidad, ¿tenemos igualmente claro lo que es y lo que no es esa fidelidad de marca?
Quizás, como apuntan en un análisis en Marketing Week, habría llegado el momento de replantearse qué es la fidelidad a la marca y también cómo se logran establecer esas relaciones entre consumidor y compañía. Los programas tradicionales de fidelidad y lealtad, como los de los supermercados que premiaban a los consumidores que compraban allí con descuentos, han dejado de ser factibles o de dar los resultados precisos y esperados.
Las cadenas de supermercados han empezado a tener que limitar los descuentos o hacer más complicado acceder a puntos y regalos, lo que ha hecho que sus consumidores se sientan un poco timados. A los supermercados este tipo de premios y este tipo de formatos ya no les funcionaban y ya no les compensaban y las grandes cadenas han empezado a comprender que lo que deben trabajar en fidelidad de marca ahora no es exactamente lo que les funcionaba en los 90. Ahora necesitan crear relaciones más comprometidas y también posicionarse más a largo plazo, en lugar de jugar con las ventas rápidas y las ofertas que hacían que sus consumidores mantuviesen la tarjeta en el pasado.
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