Por Redacción - 21 Enero 2019
El precio medio del mercado eléctrico español alcanzó el pasado mes de septiembre los 71,3 euros por megavatio hora, lo que supuso un encarecimiento del 45% con respecto al mismo mes del año pasado. Unas cifras que, de confirmarse las previsiones hasta final de año, situarían al 2018 como el segundo año con el precio medio del mercado eléctrico más caro desde 1998, tan solo superado por el 2008.
El constante incremento en el precio de la luz está provocando que una gran cantidad de usuarios estén cambiando de compañía de electricidad para pasarse a las nuevas comercializadoras independientes. Y, de entre estas últimas, una de las que mejor está funcionando es, sin duda, el modelo de negocio de Podo.
Creada en el año 2016, Podo es una comercializadora de electricidad 100% renovable y gas para hogares y pequeños y medianos negocios del mercado español. Una compañía que ha apostado por la innovación, al ser pionera en el uso de la inteligencia artificial, y por unas tarifas que, tal y como podemos comprobar, están entre las más competitivas del mercado eléctrico actual.
Una parte de la propuesta publicitaria de Podo, basada en un carácter disruptivo, nos lleva precisamente hasta el conocido como marketing de la interrupción. Este tipo de marketing, que consiste en interrumpir al usuario por un momento en su actividad y ofrecerle algo llamativo que capte su atención, siempre se ha llevado a cabo en los medios de comunicación tradicionales.
El marketing de interrupción hace referencia a la promoción de un producto a través de la publicidad. Muchos la consideran una versión un tanto molesta de la manera tradicional de hacer marketing. Sin embargo, está considerada también una campaña cuyos resultados se obtienen de forma rápida y son fáciles de medir.
A pesar de todo, las técnicas de marketing de interrupción que se ejecutan en la actualidad han evolucionado notablemente. Las empresas que usan este tipo de marketing no tienen que preocuparse si un consumidor quiere ver o no sus anuncios, ya que las empresas solo pagan por el derecho de mostrarlos.
En este sentido, el objetivo de la campaña publicitaria que lanzó Podo para entrar en el mercado encaja a la perfección con el marketing de interrupción. La idea era presentar una marca, destacar sus beneficios y crear un caso convincente para que los usuarios se plantearán la posibilidad de cambiar de compañía de luz y gas.
Todo esto quiere decir que el marketing de interrupción, bien empleado, puede dejar atrás aquel concepto de marketing molesto e intrusivo con el que se le asocia. A pesar de haber estado considerado lejos de lo que se conoce comúnmente como el marketing tradicional, lo cierto es que cada vez existen más campañas publicitarias que se desmarcan de esta realidad.
Ya no se invade por completo la privacidad de los usuarios, sino que se crean nuevas historias que acerquen el producto al consumidor de una manera más cómoda y efectiva. Sí se interrumpe al usuario, pero se hace de una manera más neutra y no tan tajante.
En definitiva, una campaña de marketing como la de Podo no solo supuso dar a conocer a esta nueva comercializadora independiente de electricidad. Al mismo tiempo se logró demostrar que en España cambiar de comercializador de electricidad es más fácil, por ejemplo, que cambiar de operador de móvil.
Hasta ahora, el 22% de los españoles desconocía que podía cambiar de compañía suministradora de electricidad o gas, mientras que un 12% de los hogares no cambiaba de operador porque pensaba que podría ser difícil o problemático. A partir de una campaña publicitaria de marketing como la de Podo es posible que las cosas hayan cambiado un poco.