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Empresas y marcas se adelantan comenzando a vender ya usando el Black Friday como reclamo

Puede que 'de verdad' el Black Friday no sea hasta finales de noviembre, pero las marcas ya lo están empleando para vender

Por Redacción - 4 Noviembre 2020

Puede que la primera compañía fuese Amazon. Cuando aún no se había acabado la resaca da sus ofertas del Prime Day retrasado a octubre, la compañía ya estaba vendiéndome un Black Friday por adelantado. En su home ya se posiciona de forma destacada la pestaña que vende "ofertas anticipadas de Black Friday". Pero aunque Amazon fue la primera en vender usando el Black Friday semanas antes de la celebración está lejos de ser la única.

De hecho, con el comienzo del mes de noviembre, las campañas de email marketing que apelan a la celebración han subido en mi bandeja de entrada. La Fnac tiene las Black Weeks, con el reclamo de "adelanta tus compras con precio Black Friday garantizado", por ejemplo. The Body Shop aplica ya un descuento del 20% con la excusa del Black Friday. "¡Este año Black Friday llega antes de tiempo!", insiste su campaña de email marketing. Si se busca Black Friday en Google, el buscador rápidamente ofrece un listado de artículos sobre las "mejores ofertas" de la cadena por la que apuesten en posicionamiento.

En teoría, el Black Friday sigue siendo un viernes, el 27 de noviembre. Ese es el día en el que se celebra la jornada, una fiesta de consumo importada una década atrás desde Estados Unidos. En ese mercado, los viernes negros han sido el tradicional pistoletazo de salida de las grandes compras navideñas y se llevan celebrando décadas.

La ubicación de la jornada tiene lógica. Es un viernes después de Acción de Gracias, cuando muchos consumidores hacen puente y pueden lanzarse a ir de compras. A Europa llegó gracias a los grandes del ecommerce y el tirón de las grandes marcas. Básicamente, fueron Amazon y Apple quienes empezaron a celebrarlo y llevaron al resto del mercado a un efecto arrastre. Y para hacerlo, simplemente importaron la fecha estadounidense, por mucho que aquí no sea más que un viernes normal y corriente.

Los Black Friday tienen ciertos elementos como marca de la casa. Es un día de muchas ofertas, uno en el que se compra muchísimo y, aunque las compañías han apostado por las ventas online desde su importación a Europa, uno de gran tráfico en tiendas. Es como el principio de las rebajas (casi se podría decir como el principio de las rebajas de antaño), cuando se agolpan muchísimos compradores en tiendas para hacerse con los productos que les interesan.

Pero ¿cómo se puede mantener una celebración con tanto tirón popular y que congrega a tanta gente en medio de una pandemia global?

Más ofertas

De entrada, los consumidores son mucho más reticentes este año al gasto en general. Se teme lo que pueda traer el futuro y, por ello, se tiende a pensar un poco más en qué se va a gastar y cómo se comprará.

Aun así, el Black Friday podría quedarse al margen de esa tendencia, si se logra recordar que es un período de grandes rebajas y si se explota la conexión con la Navidad (las tiendas han empezado ya a activar desde mediados de octubre los períodos de devolución extendidos).

Un estudio reciente apuntaba, de hecho, que los potenciales compradores solo han caído en un 4% para el Black Friday. Para llegar a esos consumidores, sin embargo, serán más importantes que nunca las buenas ofertas: un estudio de Making Science apunta que la mitad de los consumidores espera ofertas mejores este año que las de 2019.

Por tanto, el potencial de la celebración está ahí, pero no se puede seguir haciendo lo mismo que se hizo los años anteriores.

Menos aglomeraciones

Para continuar, los vendedores no pueden esperar al viernes negro como tal para posicionar sus ofertas y para vender. La campaña se está adelantando y lo hace por una cuestión de estrategia y supervivencia, casi por las mismas razones por las que este año la campaña de Navidad ha empezado antes que nunca.

Las ofertas han empezado más pronto que nunca porque los vendedores quieren curarse en salud ante potenciales cierres futuros. Aunque en septiembre la vuelta al confinamiento parecía menos posible, en octubre ya es una opción muy clara.

Varios países, como Francia, Bélgica, Portugal o Reino Unido, han confinado nuevamente a sus habitantes y en España empieza a parecer también muy plausible (Asturias quiere, de hecho, cerrar los comercios no esenciales y confinar a sus habitantes durante al menos 15 días). Los vendedores no quieren que la campaña de descuentos del Black Friday, cuando venden mucho y cuando este año les podría servir para dar salida a lo que no han vendido a lo largo del año, les pille con la reja bajada.

Pero, incluso si pueden operar y abrir, está claro que a finales de noviembre se seguirán registrando aforos limitados y las tiendas no podrán estar a su total capacidad. Entre las medidas que han ido imponiendo las diferentes comunidades autónomas están las de reducir el aforo de los espacios comerciales para reducir las aglomeraciones. Un período de grandes descuentos, de los de avalanchas de personas, con aforos reducidos es bastante problemático.

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