¿Quién elige el territorio en el que compites, tu posicionamiento, los valores de tu marca y de tu empresa (¿pero no son lo mismo?)? Y por tanto, ¿quien condiciona todo lo que debe emanar de todos estos elementos para impulsar tu éxito comercial?
Puede que vendas un producto que todo el mundo quiere y sólo tú tienes. Si es así, te puedes ahorrar el rato de leer este artículo.
Un camino no recomendable sin sherpas
Es posible que hayas ido construyendo tu marketing estratégico, definiendo a quién le vendes, y el resto de tu marketing con cierta improvisación, haciendo el camino según han ido viniendo las cosas.
También puede que en un cierto momento hayas pensado que ya tocaba invertir en marca, para mostrarte más profesional, una empresa más sólida, y mejorar en ventas y le hayas encargado a una empresa, posiblemente a una agencia creativa, que te ayude a mejorar tu marca. Seguramente el resultado de este encargo haya sido un manual de identidad corporativa o similar y un rediseño de tu web y creación de otros elementos de imagen corporativa.
No siempre, aunque sí cada vez más, las agencias creativas tienen los necesarios conocimientos de marketing estratégico y menos aún de estrategia de marca. Esto hace que se centren en la parte creativa de la imagen y suplan la parte imprescindible del marketing estratégico y la estrategia de marca solicitando esta información al cliente.
Así que desde el punto de vista de estas agencias creativas es el cliente, con frecuencia el gerente o un director de marketing, la fuente de algunos elementos como el posicionamiento de la marca, su esencia o los valores o atributos de la marca.
Nada más equivocado que pretender que el director de una empresa o el director de marketing o mucho menos el director de recursos humanos definan, por ejemplo, los valores que "mas les gusten" o les parezcan más apropiados.
Pero antes de continuar vamos a fijar conceptos que, aunque parezcan obvios, luego resulta que no lo son tanto: marketing estratégico, estrategia de marca y marketing operativo. Para ello hay que responder a tres preguntas.
1- ¿A quién le vendes? Esto define el marketing estratégico. De ninguna manera será, como me han respondido demasiadas veces: "a quien me compre". Si no defines bien el tipo de cliente al que vas, todo el trabajo posterior no va a funcionar bien.
2.- ¿Cómo sintonizas con tus clientes? Esto define la estrategia de marca. Tenemos que elegir:
La estrategia de marca debe ser un reflejo del marketing estratégico. Es una mirada de ida y vuelta. Por eso el proceso de definir la estrategia de marca engancha con el modelo de negocio. Es natural que al definir la estrategia de marca se influya en la definición del marketing estratégico e incluso pueda ser recomendable redefinirlo.
3.- ¿Cómo vendes? ¿Cómo diseñas y gestionas tu acción comercial? Las 4 Ps de Kotler. Aunque algunos iluminados, incluido el propio Kotler, las quieran refreír e incluso convertirlas en familia numerosa, la esencia sigue siendo la esencia.
Toda esta información expuesta, es o debiera ser requerida por la agencia creativa para trabajar. La agencia creativa suele esperar que se la proporcione, de modo más o menos formal, quien la contrata, es decir, con frecuencia el director de la empresa, o el director de marketing. Ninguno de estos dos perfiles tiene normalmente las competencias para responder con solvencia a las tres preguntas. Esto suponiendo que la agencia creativa tenga el conocimiento para solicitar la información. No se puede solicitar lo que no se conoce.
Por otro lado, responder a estas tres preguntas no es trivial y debe ser el resultado de un proyecto realizado por expertos. Las respuestas evolucionarán además con el tiempo, con la empresa, el mercado y la competencia.
Es natural, si faltan las respuestas sólidas a las tres preguntas anteriores, que el resultado del trabajo de la agencia creativa pueda no ser útil para los objetivos planteados. En varias ocasiones me he encontrado con este tipo de trabajo "guardado en un cajón", el director me lo muestra y me dice que no sabe qué hacer "con esto".
En resumen, el director no es la persona adecuada para definir, por ejemplo, los valores. Aunque haya "expertos" de marketing que esperan que lo haga. Y de hecho pasa que el equipo técnico de la empresa acaba definiendo los valores de la marca porque les gustan, están de moda o son "cool".
Todos estos elementos de los que estoy hablando, sólo tienen razón de ser como herramientas competitivas, que nos ayuden a competir, y por lo tanto se deben definir en relación al mercado y a la competencia. Hay que aplicar las herramientas adecuadas al análisis y a su diseño.
La elección del territorio tiene sentido si es útil para diferenciarte; eso para empezar. Pero lo más importante es que responda a las necesidades de tus clientes y sintonice con una preocupación esencial. Si no, lo que va a pasar es que te ayudará a estar fuera de onda.
Pero además y de modo inexcusable, tienen que sintonizar internamente con tu empresa al completo, de modo realista, aunque con un margen motivador aspiracional. De otro modo, difícilmente el cliente se lo va a creer y aparecerán numerosas disonancias, que perjudicarán las ventas. Esto hace necesario involucrar a todo el mundo.
¿Has visto a Dios últimamente?
A ver, las empresas no se han hecho de repente sostenibles, diversas, antidiscriminación, ecológicas, proconciliación, con propósito, con responsabilidad social, etc., porque hayan visto a Dios, sino porque lo necesitan para competir. Bueno, las hay que también por moda. Así que cuando nos invitan a meternos en charcos se les ve un poco el plumero.
El director, por supuesto, deberá decidir entre varias opciones, ojalá acertadas, generadas por expertos de marketing, pero no porque de modo intuitivo algo le parezca bien o le guste. Las estrategias no gustan o dejan de gustar, sino que son más o menos apropiadas para el cumplimiento de los objetivos de la empresa.
Así conseguiremos que la elección de nuestros potenciales clientes, pasando por los valores que queremos transmitir, nuestro carácter, los mensajes, el tono, nuestra identidad visual y las acciones comerciales entren en flow y optimicen las ventas. Al final del cuento es lo que realmente importa. Hay que cumplir con las expectativas de los inversores y pagar las nóminas a final de mes.
Es ley de vida.