Visión 360 grados. Panorámica u holística. Es lo que desean todas las marcas tener de los consumidores. La razón es bien sencilla. Porque ésta les ayuda a generar más oportunidades para interactuar con ellos e incrementar las posibilidades de aumentar la intención de compra de sus productos o servicios. Sin embargo, en el dinámico y cambiante entorno digital, lograr la visión holística de los consumidores contribuye a optimizar las inversiones en campañas. Aunque esto es algo no exento de retos.
La buena noticia es que el sector digital se ha adaptado en tiempo récord y ha desarrollado herramientas que contribuyen a contar con la ansiada visión holística. Entre ellas sobresale la solución conocida como ID o identidad digital, puesto que, entre otras ventajas, proporciona una visión unificada del cliente al vincular los canales tradicionales con los digitales, y al mismo tiempo combinar los datos propios de las marcas con los procedentes de otras fuentes. Logrando con todo ello que los anunciantes puedan mantener una relación más personalizada con los consumidores.
En esta estrategia en pro de la identidad digital de los consumidores es clave para las marcas contar con un proveedor tecnológico adecuado. Puesto que les ayudará a diferenciarse de su competencia y les proporcionará importantes ventajas.
El primer rasgo con el que ha de contar un proveedor tecnológico de data de confianza es la calidad. Es decir, que realice una cuidadosa vinculación de las diferentes señales de identidad de los consumidores con los que lograr la verdadera eficacia de las campañas. Y no se centre en favorecer la escala, porque de esa manera logrará resultados muy beneficiosos para las marcas.
Por otro lado, es fundamental que opere con transparencia. Superando retos como el de la procedencia de los datos, así como su recopilación, que debe ser totalmente compatible con la normativa vigente en cada momento y mantenerse en todo el proceso. Todo ello debe concretarse en una una trazabilidad del consentimiento y en la nitidez total en la naturaleza del tratamiento y uso de los datos.
En último término, el partner tecnológico de datos tiene que ser flexible. Por un lado, en cuanto a la forma de implementar su tecnología en el entorno de los consumidores, en la que se ha de asegurar satisfacer sus necesidades, especialmente las de los sectores más vigilados, como los servicios financieros o las telecomunicaciones. Y por otro, teniendo en cuenta el panorama normativo de la industria digital que está en continuo cambio.
Es cierto que paulatinamente estamos regresando a una normalidad pre-COVID. Pero también lo es que en una economía frágil, como la actual, las empresas tienen que esforzarse en equilibrar sus inversiones en digital y exigir pruebas de buen funcionamiento y consistencia a los proveedores tecnológicos con los que operan acerca de las tecnologías en las que están invirtiendo. Por eso, las marcas han de aprovechar los próximos meses para organizar su estrategia digital antes de la desaparición de las cookies y así tener una diferencia competitiva frente al resto.