Por Redacción - 25 Octubre 2022
¿Puede el tiempo convertirse en un quebradero de cabeza más para los marketeros en esta recta final del año? Las cosas ya son complicadas – con la subida de la inflación y las reticencias de los consumidores al consumo – pero se podrían convertir en todavía más complicadas por culpa del tiempo. Del, en concreto, excesivo buen tiempo.
Que el tiempo no sea el esperado puede desequilibrar mucho las cosas en la estrategia de marca. El calor extremo del último verano ya lo demostró. Un ejemplo es lo que pasó en ecommerce, donde las olas de calor de este verano impactaron en las ventas haciendo que subieran. La gran pregunta ahora es qué ocurrirá con el invierno, si se producirán episodios extremos y cómo tendrán que adecuar marcas y empresas su estrategia de marketing para sobrevivir a esa realidad.
Para este invierno, o al menos eso es lo que espera la Aemet, se prevén temperaturas más cálidas e incluso menos agua. Es lo que ya se está viendo este mismo mes de octubre. "En lo que llevamos de mes de octubre hasta ahora hemos tenido casi tres grados por encima de lo normal", recuerda a la Cadena Ser el portavoz de la agencia, Rubén del Campo. La Aemet prevé "un otoño cálido" y, aunque por ahora es "muy aventurado", también hacen una previsión para el invierno de temperaturas superiores a lo habitual.
Por supuesto, la primera lectura de estos datos es la de que estas temperaturas cálidas son un ejemplo más de los efectos del cambio climático. Pero, si se analizan los datos desde el punto del vista del marketing, todo esto supone que lo que marketeros y estrategas de ventas esperaban del invierno no se va a producir exactamente como tal. De hecho, la cuestión no afecta solo a España.
Como recuerdan en Warc, las proyecciones para la costa este de EEUU y la mayoría de Europa apuntan a que será un invierno cálido el de este año, lo que, recuerdan en el análisis, podría tener implicaciones "críticas" para los negocios.
Cierto es, suman, que las temperaturas cálidas neutralizarán en cierto grado uno de los grandes temores de este invierno - el efecto que van a tener los elevados precios de la energía en el uso de la calefacción - pero por otro lado es un recordatorio claro de cómo el cambio climático hará más inesperadas las cosas y también una situación complicada para las industrias invernales (los deportes de invierno son, por ejemplo, un daño colateral claro: si hace más calor de lo habitual, no habrá nieve).
Incluso, solo hay que bajar a una calle cualquiera de una ciudad española para ver qué efectos tiene ya que a finales de octubre las temperaturas sean especialmente cálidas. Muchos consumidores no han hecho aún el “cambio de armario” y, sin duda, las ventas de textiles de la temporada otoño-invierno se resienten del alargamiento del verano. La mayoría no compra abrigos si fuera no hace frío.
Los datos de ventas de la ropa en España se han ralentizado, con consumidores más recelosos porque esperan ver hacia dónde irán las cosas en términos económicos. Desde la Confederación Española de Comercio hablan a El Independiente de adelantar los descuentos para llegar a ventas. Las fuentes con las que habla este medio se centran en la subida de costes y la incertidumbre económica para explicar las ventas bajas, parece obvio sumar el tiempo excepcional. Si no ha cambiado la estación, no sientes la necesidad de comprarte jerseys y chaquetas.