Por Redacción - 23 Septiembre 2008
Habitualmente estamos acostumbrados a debatir, comentar y analizar aspectos relacionados con las estrategias de marketing o las diferentes acciones publicitarias utilizadas para la promoción de diferentes productos o marcas.Sin embargo y aunque el "arte del Marketing" comercial mantiene como regla esencial recurrir a todo tipo de estrategias con el objetivo de aumentar ventas y generar nuevos clientes, hemos de ser consecuentes de que aunque la Publicidad y el Marketing sea utilizados como auténticos reclamos, tras de sí, siempre encontraremos un servicio o producto que no siempre puede parecer todo lo bueno que aparenta ser o se promete.A pesar de ello, desde el primer instante en el cual comienza una acción de marketing, comercial o promoción publicitaria de cualquier producto, hasta la acción final de compra por parte del cliente o consumidor, se generan diferentes estrategias, impactos y estímulos con el objetivo de seducir, conseguir el completo convencimiento y decisión del consumidor para adquirir este producto.Logrado con éxito el objetivo de este proceso, podríamos concluir que nuestra estrategia comercial y publicitaria ha sido un éxito pero a pesar de que hemos conseguido aumentar el volumen de ventas y clientes ¿cual es el resultado derivado en relación a la calidad del producto?.En ocasiones los consumidores llamados por su instinto impulsivo se aventuran a la compra rápida o la adquisición de productos tras ser seducidos por una impactante acción publicitaria. En muchos de estos casos la calidad del producto no se corresponde con el concepto o idea sobre el producto que el consumidor esperaba o a si mismo se ha creado, aunque también podríamos interpretarlo de manera que su calidad "no corresponde con el concepto que a través de estas acciones publicitarias se nos ha transmitido o generado".La experiencia del consumidor y el clienteEn este caso, el cliente se encuentra lamentado ante una decisión de compra poco acertada y poseedor de un producto que no cumple con las expectativas generadas.Evidentemente cumplido el objetivo comercial, se ha logrado introducir un producto en el mercado gracias a una buena estrategia de Marketing pero la experiencia del consumidor ahora se convierte en un factor que puede repercutir a medio corto plazo sobre la propia la marca, servicio, o producto adquirido.Podríamos utilizar el ejemplo de Apple y su éxito en la comercialización de su teléfono Iphone. Un producto deseado por usuarios y consumidores al que el boca a boca ha otorgado el factor de confianza gracias a la experiencia satisfactoria y positiva de otros consumidores y usuarios.Sin embargo, existen casos adversos como el Microsoft y su Windows Vista que a pesar de sus constantes acciones de marketing y publicidad para comercializar su software, ha encontrado en la experiencia negativa del usuario el más claro ejemplo de que el Marketing no lo es todo si el producto realmente no es todo lo bueno que se promete.De esta forma entenderemos la importancia de la calidad de un servicio o producto independientemente de la estrategias de marketing o publicidad que lo acompañan, y en consecuencia de ello su repercusión sobre la marca.