Por Redacción - 6 Septiembre 2023
La llegada de septiembre suele estar marcada por un acontecimiento que despierta emociones y recuerdos de la infancia en muchas personas: la vuelta al colegio. A medida que el verano se desvanece y el otoño se asoma en el horizonte, los niños y adolescentes se preparan para regresar a las aulas, y con ello, resurgen las marcas que marcaron nuestra infancia en los años 80. Estas marcas, a menudo, siguen presentes en nuestras vidas de adultos, y su mera evocación nos sumerge en una agradable sensación de nostalgia.
En aquellos días, las mochilas, los estuches, los cuadernos y el material escolar en general eran mucho más que simples herramientas para el aprendizaje. Eran extensiones de nuestra personalidad, formas de expresión y, por supuesto, portaban el logotipo de las marcas que todos conocíamos y adorábamos.
Por ejemplo, las gomas de borrar de la marca Milán de los años 80 son un claro ejemplo de un producto icónico que ha perdurado en la memoria de muchas personas. Milán, una empresa española fundada en 1918, se convirtió en una marca de referencia en el mundo de la papelería, y sus gomas de borrar se destacaron por su calidad y diseño característico. Estas gomas de borrar eran conocidas por su forma rectangular o cuadrada y sus peculiares colores.
Los rotuladores Pelícano de 2 puntas son otro ejemplo de un producto de papelería icónico que marcó la infancia de muchas personas de esa época. Pelícano, una marca reconocida por sus productos de escritura y dibujo, ganó notoriedad gracias a estos rotuladores de doble punta que ofrecían versatilidad y calidad.
Plastidecor, fue otra de las marcas de colores que sin duda dejaron una huella duradera en la memoria de muchas personas durante las estpas escolares de su infancia. Estos colores, fabricados por la marca española Alpino, se destacaron por su textura única, variedad de colores y durabilidad los hicieron una elección popular para actividades de colorear y dibujar
La plastilina Jovi fue un producto que dejó una huella duradera en la memoria de quienes crecieron durante esa época. Jovi es una marca española de productos para manualidades y arte, y su plastilina se convirtió en un elemento esencial en las aulas escolares y en los hogares de niños de todo el mundo además de un símbolo de diversión y creatividad para toda una generación.
El Pegamento IMEDIO fue otro de esos productos icónicos que marcaron una generación y dejaron una huella imborrable en la memoria de quienes vivieron esa época. Imedio, una marca española fundada en 1938, se convirtió en un referente en el mundo de la papelería y productos de pegamento. Su eficacia y versatilidad lo hicieron un favorito tanto para estudiantes como para profesionales.
Los colores Alpino también son considerados todo un ícono en el mundo de la papelería y el arte que dejaron una marca imborrable en la infancia de muchas personas. Alpino es una marca española fundada en 1945 que se ha destacado por la calidad y la variedad de sus productos de dibujo y pintura, y sus colores han sido especialmente populares entre los niños y jóvenes.
Las ceras de colores Manley de los años 80 son otro ejemplo de un producto icónico que dejó una impresión duradera en la memoria de quienes crecieron durante esa década. Manley es una marca que ha sido reconocida por sus productos de arte y papelería, y sus ceras de colores son especialmente recordadas por su calidad y versatilidad.
Los populares Cuadernos Rubio son también un elemento icónico en la educación y el aprendizaje de muchos niños en España y otros países de habla hispana. Estos cuadernos se destacaron por su enfoque en la enseñanza de habilidades básicas, como la caligrafía, las matemáticas y la lectura, a través de ejercicios didácticos y entretenidos.
Los libros escolares de Santillana de los años 70 y 80 son una parte importante de la historia educativa en España y en muchos otros países de habla hispana. Santillana, una editorial española fundada en 1963, se ha destacado por su compromiso con la educación y la producción de materiales educativos de alta calidad. Durante aquellas décadas, Santillana produjo una variedad de libros escolares que se utilizaron en las escuelas y colegios de habla hispana en todo el mundo.
La respuesta radica en varios factores. En primer lugar, estas marcas supieron cómo conectarse con los niños y adolescentes de esa generación. Sus diseños coloridos, personajes amigables y la calidad de sus productos hacían que no solo cumplieran su función práctica, sino que también fueran objetos de deseo.
La publicidad también jugó un papel crucial. Los anuncios televisivos de la época nos bombardeaban con imágenes de estudiantes felices y exitosos que utilizaban estos productos, creando una asociación positiva entre las marcas y el éxito académico. Además, las estrategias de marketing de estas empresas incluían la distribución de productos en las escuelas, lo que aseguraba que sus artículos fueran omnipresentes en el entorno educativo.
Otro elemento importante es la durabilidad de estos productos. Quienes vivieron esa época recuerdan con cariño cómo sus estuches, mochilas y lápices resistían el paso del tiempo, lo que generaba un vínculo emocional con las marcas. Incluso hoy en día, algunos adultos aún conservan sus viejas mochilas o estuches de la infancia como un tesoro de nostalgia.
La nostalgia es un sentimiento poderoso que nos transporta a momentos felices del pasado. Cuando recordamos las marcas que acompañaron nuestra etapa escolar, también rememoramos los amigos, las risas, los desafíos superados y los sueños de la juventud. Por eso, estas marcas tienen un lugar especial en nuestro corazón, y su mención o la visión de sus logotipos evoca una sensación de calidez y felicidad.
Es interesante observar cómo algunas de estas marcas han sabido adaptarse al paso del tiempo y siguen siendo relevantes en la actualidad. Han evolucionado, lanzando nuevos productos y modernizando su imagen, pero aún conservan ese vínculo emocional con quienes las conocieron en su versión original.
Como hemos podido comprobar, la vuelta al colegio en los años 80 fue una experiencia impregnada de marcas que se han convertido en tesoros de nuestra memoria. Su capacidad para conectarse con los niños de esa época, la calidad de sus productos, la influencia de la publicidad y su durabilidad han contribuido a que estas marcas perduren en nuestra mente y generen una profunda nostalgia en los consumidores de hoy día. La vuelta al cole no solo era el inicio de un nuevo curso, sino también una oportunidad para reencontrarnos con esas marcas que, aunque envejecen en apariencia, siguen siendo jóvenes en nuestro corazón.