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El dilema del negocio: Margen alto o volumen de ventas, ¿cuál es la mejor estrategia?

Margen alto o volumen de ventas: ¿Qué estrategia es más rentable para tu negocio?

Por Redacción - 3 Diciembre 2024

El dilema entre vender más caro pero vender menos o vender más pero más barato ha sido uno de los debates más persistentes en el mundo empresarial, y no existe una respuesta universalmente correcta. En este análisis, se explorarán ambas estrategias, sus diferencias, ventajas y desventajas, y cómo las cifras y datos recientes ayudan a arrojar luz sobre cuál puede ser la mejor opción en función de diversos factores del mercado.

La estrategia de vender productos a precios más altos pero en menores cantidades, también conocida como la estrategia de margen alto, es adoptada por muchas empresas que apuestan por la exclusividad y la calidad premium. Esta estrategia se basa en la idea de que un precio elevado puede ofrecer márgenes de beneficio más altos, aunque esto implique vender menos unidades. Un estudio de McKinsey reveló que las empresas que adoptan esta estrategia de precios premium pueden incrementar sus márgenes de beneficio entre un 20% y un 30% en comparación con aquellas que operan con precios más bajos. Un ejemplo claro de esta estrategia es Apple, que, a pesar de no vender tantos dispositivos como otras marcas, mantiene márgenes de beneficio que oscilan entre el 35% y el 40%. Las empresas de lujo, por su parte, pueden llegar a mantener márgenes de hasta un 50% o 60%, con volúmenes de ventas reducidos, lo que demuestra que en ciertos nichos, la exclusividad y la percepción de calidad pueden justificar precios elevados.

Sin embargo, esta estrategia no está exenta de riesgos. La principal desventaja es que un precio más alto reduce el volumen de ventas, lo que puede limitar el crecimiento del negocio. En sectores más competitivos, como el comercio masivo, el precio puede ser una barrera importante para muchos consumidores, lo que lleva a que solo un segmento pequeño de clientes pueda acceder al producto. Además, la dependencia de un grupo reducido de consumidores significa que cualquier cambio en sus hábitos de compra o en la percepción de la marca puede impactar directamente en las ventas.

Por otro lado, la estrategia de vender más pero a precios más bajos, que se enfoca en la venta en grandes volúmenes, es adoptada por empresas que buscan maximizar la cantidad de unidades vendidas, compensando los márgenes más bajos con un mayor volumen de transacciones. Compañías como Walmart son ejemplos clásicos de esta estrategia, conocida como la política de "precios bajos todos los días". A pesar de operar con márgenes de beneficio reducidos, que suelen rondar entre el 3% y el 5%, Walmart logra aumentar su volumen de ventas en un 40% o más. Amazon ha demostrado de manera similar que una estrategia de precios bajos puede ser muy efectiva a largo plazo. Sus márgenes de beneficio suelen estar entre el 1% y el 3%, pero su volumen de ventas es masivo, lo que genera miles de millones de dólares en ingresos. Este tipo de enfoque es particularmente exitoso en sectores como el comercio electrónico y el retail, donde el precio es un factor determinante en la decisión de compra del consumidor.

A pesar de sus éxitos, esta estrategia también tiene sus limitaciones. Aunque el volumen de ventas aumenta, los márgenes más bajos implican que la empresa depende de una gran cantidad de transacciones para obtener beneficios sustanciales. Además, los productos de bajo precio pueden estar asociados con una percepción de menor calidad, lo que puede dificultar la construcción de una marca fuerte a largo plazo. Las empresas que adoptan esta estrategia deben gestionar eficientemente sus operaciones y costes para asegurarse de que los beneficios derivados del alto volumen de ventas sean suficientes para cubrir los márgenes bajos y los gastos operativos.

Estudios recientes como los realizados por Price Intelligently también brindan una perspectiva valiosa sobre cómo las variaciones en el precio pueden afectar los ingresos y las ventas. Un aumento del 10% en el precio de un producto puede incrementar los ingresos hasta en un 75%, pero a costa de reducir el volumen de ventas entre un 20% y un 30%. Este fenómeno es particularmente evidente en sectores donde la elasticidad del precio es alta, es decir, donde los consumidores son sensibles a los cambios de precio. En el sector tecnológico, las empresas que adoptan precios premium suelen mantener márgenes de beneficio del 20% al 25%, mientras que aquellas que se enfocan en el volumen tienen márgenes mucho más reducidos, entre el 5% y el 10%. Esto demuestra que, aunque una estrategia de precios bajos puede ser efectiva en términos de volumen, los márgenes reducidos pueden dificultar la sostenibilidad a largo plazo sin una gestión eficiente.

Vender más barato puede ser una estrategia necesaria cuando una empresa busca ingresar a un nuevo mercado, especialmente si compite con marcas consolidadas.

Este enfoque, conocido como "penetración de mercado", se utiliza para ganar rápidamente cuota de mercado y atraer a un gran número de consumidores en una etapa temprana del ciclo de vida del producto. El objetivo principal de esta estrategia es construir una base de clientes sólida y establecer presencia en el mercado, lo que, a largo plazo, puede permitir a la empresa aumentar sus precios una vez que haya ganado la lealtad del cliente y se haya consolidado como un competidor relevante.

Cuando una empresa entra en un nuevo mercado, especialmente uno donde ya existen competidores establecidos, el precio es un factor crucial. Los consumidores, al estar acostumbrados a las ofertas de los competidores, pueden ser reacios a cambiar a una marca nueva, por lo que ofrecer precios más bajos puede ser un incentivo efectivo para atraerlos. Esto no solo ayuda a generar ventas inmediatas, sino que también permite a la empresa recopilar datos valiosos sobre el comportamiento del consumidor, las preferencias y las características del mercado local.

El caso del primer Pocophone de Xiaomi es un ejemplo perfecto de cómo una estrategia de precios bajos puede ser fundamental para ingresar en un mercado altamente competitivo, como el de los teléfonos inteligentes. Cuando Xiaomi lanzó el Pocophone F1 en 2018, la empresa adoptó una estrategia de penetración de mercado al ofrecer un teléfono de altas prestaciones a un precio significativamente más bajo que sus competidores más establecidos, como Apple y Samsung.

El Pocophone F1 destacó por su excelente relación calidad-precio. Con características como un procesador Snapdragon 845, una gran batería y una pantalla de alta calidad, el dispositivo competía directamente con los modelos más caros de marcas premium, pero a una fracción de su precio. Mientras que teléfonos de gama alta de otras marcas podían superar los 800 o 1,000 dólares, el Pocophone F1 se lanzó con un precio base de aproximadamente 300-350 dólares. Esta diferencia de precio, junto con su impresionante rendimiento, hizo que el dispositivo fuera muy atractivo para una amplia gama de consumidores, desde aquellos que buscaban una opción asequible hasta los que querían un teléfono con especificaciones de alta gama sin pagar una prima por una marca de lujo.

La estrategia de precios bajos de Xiaomi, a través del Pocophone, no solo permitió a la marca atraer a consumidores que de otro modo no habrían considerado un teléfono de gama alta, sino que también ayudó a Xiaomi a ganar rápidamente visibilidad y cuota de mercado en regiones como India y Europa, donde los consumidores eran sensibles al precio y donde la competencia de marcas establecidas ya era feroz. Xiaomi se posicionó como una marca que ofrecía productos de calidad comparable a los más caros, pero a precios mucho más competitivos.

Lo más interesante de este caso es cómo Xiaomi utilizó el Pocophone como una puerta de entrada a nuevos consumidores, para luego fidelizarlos con su ecosistema de productos y servicios. Aunque el Pocophone F1 se vendió en grandes volúmenes, lo que permitió a Xiaomi aumentar su presencia en el mercado, la compañía no se conformó con simplemente vender barato. Xiaomi utilizó el éxito del Pocophone para construir una base de clientes leales, muchos de los cuales luego optaron por otros productos de la marca, como teléfonos más caros de la serie Mi y productos de su ecosistema (smartwatches, televisores, etc.).

La industria automovilística

La industria automovilística actual ofrece un claro ejemplo del dilema entre vender más caro pero vender menos o vender más pero más barato, con una dicotomía interesante entre los fabricantes europeos y los fabricantes chinos. Los fabricantes europeos, conocidos por producir vehículos de lujo y alta calidad, han adoptado en gran medida la estrategia de vender productos más caros pero con menores volúmenes. Marcas como Mercedes-Benz, BMW o Audi siguen una filosofía de precios premium, ofreciendo autos con características tecnológicas avanzadas, diseños sofisticados y un alto valor percibido. Estos vehículos, en su mayoría, están dirigidos a un público dispuesto a pagar por la exclusividad, el confort y la calidad. Sin embargo, la crisis del sector automovilístico en Europa ha revelado las dificultades de mantener esta estrategia. En un mercado global cada vez más competitivo y con una creciente preocupación por la sostenibilidad, los consumidores buscan alternativas más asequibles. Los precios elevados, aunque justificables por la calidad y el prestigio de las marcas, han hecho que las ventas caigan, y los márgenes de beneficio de estas empresas se vean presionados.

Por otro lado, los fabricantes chinos, como BYD y Geely, han adoptado una estrategia completamente diferente. Estos fabricantes han logrado un éxito impresionante en el mercado global, con vehículos más económicos que han ganado popularidad rápidamente, no solo en China, sino en todo el mundo. A través de una combinación de bajos costos de producción, innovaciones tecnológicas en vehículos eléctricos y un enfoque agresivo en la expansión internacional, las marcas chinas han aumentado significativamente sus exportaciones y ventas. Estos autos, aunque no tienen el mismo nivel de lujo y prestigio que los modelos europeos, ofrecen una alternativa asequible a los consumidores que buscan vehículos funcionales, eficientes y con un precio competitivo. En países emergentes y en mercados desarrollados como Europa y América del Norte, los autos chinos se han ido posicionando cada vez más, demostrando que la estrategia de ofrecer más por menos también puede ser efectiva a gran escala.

Este contraste entre los fabricantes europeos y los chinos refleja claramente el dilema de las estrategias de precios y volumen. Mientras que las marcas europeas continúan apostando por el alto precio y el bajo volumen, los fabricantes chinos han optado por precios más bajos, con un mayor enfoque en el volumen de ventas. La crisis del sector en Europa, con la caída de las ventas y la presión sobre los márgenes de beneficio, pone en evidencia los desafíos de mantener la exclusividad a precios altos en un mercado cada vez más orientado a la economía. En cambio, las marcas chinas han demostrado que, con precios más bajos, se puede lograr un volumen masivo de ventas, lo que compensa los márgenes reducidos.

Este paralelo con la industria automovilística ilustra cómo las dos estrategias pueden ser viables dependiendo del contexto. Los fabricantes europeos enfrentan dificultades para mantener su modelo tradicional ante un panorama económico cambiante, donde los consumidores están cada vez más preocupados por la relación calidad-precio. Mientras tanto, los fabricantes chinos, al centrarse en la eficiencia de costos y la accesibilidad, han logrado aprovechar las oportunidades de un mercado global cada vez más inclinado hacia la movilidad asequible y la sostenibilidad, especialmente con la creciente demanda de vehículos eléctricos.

El dilema entre vender más caro pero vender menos o vender más barato pero más sigue siendo una cuestión de adaptabilidad al mercado. Las marcas europeas pueden seguir siendo líderes en calidad y prestigio, pero deben ser conscientes de que el mercado está cambiando y que los consumidores valoran cada vez más la relación calidad-precio. Por su parte, los fabricantes chinos, al ofrecer vehículos asequibles, han demostrado que una estrategia centrada en el volumen y la accesibilidad puede ser igualmente exitosa, sobre todo en un mundo globalizado donde el precio es un factor determinante.

El Lujo y la exclusividad

Las empresas de lujo operan bajo un modelo de negocio completamente distinto al de las marcas de producción masiva, adoptando la estrategia de vender menos pero mucho más caro. Este enfoque se basa en la exclusividad, el prestigio y el valor percibido, lo que les permite justificar precios significativamente más altos que sus competidores de mercado masivo. Las marcas de lujo, como las de automóviles de alta gama, moda, relojes y tecnología, han construido su identidad alrededor de la creación de productos que no solo ofrecen funcionalidad, sino también un estilo de vida, una imagen de estatus y una experiencia única. Esta estrategia, aunque en principio podría parecer contraproducente en términos de volumen, ha demostrado ser altamente rentable en su nicho de mercado.

Al reducir el volumen de ventas, las empresas de lujo se aseguran de que su oferta se mantenga exclusiva, lo que a su vez incrementa el deseo por parte de los consumidores. Este deseo está impulsado por la percepción de que solo unos pocos pueden permitirse acceder a sus productos, creando un halo de deseo alrededor de ellos. La escasez, en este sentido, no solo se refiere al número de unidades disponibles, sino también al acceso a una marca o producto que emana sofisticación y refinamiento. Las marcas como Ferrari, Rolex o Chanel han logrado posicionarse como símbolos de éxito, permitiendo que el precio alto no solo sea una consecuencia de la calidad, sino también una herramienta de diferenciación.

Desde una perspectiva económica, vender menos pero más caro puede resultar más rentable que vender en grandes volúmenes, a pesar de los menores ingresos provenientes de las ventas. El margen de beneficio de las empresas de lujo es mucho más alto en comparación con las que operan en el mercado masivo. Por ejemplo, algunas marcas de relojes de lujo pueden tener márgenes de beneficio que superan el 50%, mientras que marcas de automóviles premium como Lamborghini o Rolls-Royce pueden obtener márgenes de alrededor del 30-40%. Estos márgenes les permiten generar ingresos sustanciales a pesar de que la cantidad de unidades vendidas es pequeña en comparación con las marcas de bajo costo.

Al elegir entre estas dos estrategias, las empresas deben considerar varios factores clave.

La elasticidad del precio es crucial: algunos sectores tienen consumidores que son muy sensibles a los cambios en el precio, lo que hace que la estrategia de precios bajos sea más efectiva. Sin embargo, en mercados donde el valor percibido del producto es alto, como en el sector de lujo o tecnología, los consumidores están dispuestos a pagar más por una experiencia o producto exclusivo, lo que hace viable la estrategia de márgenes altos. También es fundamental entender el ciclo de vida del producto y el posicionamiento de la marca. En mercados saturados, donde la competencia por precio es feroz, apostar por el volumen puede ser la única forma de sobresalir, mientras que en mercados donde la calidad y la exclusividad son factores clave, los precios altos pueden permitir a las empresas diferenciarse.

La elección entre vender más caro pero vender menos o vender más pero más barato depende de una variedad de factores, incluyendo la naturaleza del producto, la percepción de los consumidores, la elasticidad del precio y la capacidad operativa de la empresa. No hay una única respuesta válida para todos los negocios, y cada estrategia tiene sus ventajas y desafíos. Lo importante es que las empresas entiendan bien su mercado, sus clientes y sus capacidades internas para tomar la mejor decisión que maximice tanto sus ingresos como su rentabilidad.

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