Cuando se piensa en los millennials, una de las primeras cosas que se relacionan con ellos son las nuevas tecnologías. La Generación Y, nacidos entre los 80 y los primeros años de la década de los 90, han vivido en primera persona la revolución de las nuevas tecnologías y la irrupción de internet como elemento clave en el día a día. Sin embargo, para estos consumidores no todo se queda en la red.
Aunque son usuarios avanzados en ecommerce, a pesar de que emplean la red más que nadie para descubrir qué comprar o en qué marca confiar y mismo si las redes sociales son sus mejores aliados en relacionarse con las empresas y las apps sus socios de elección para sus experiencias de compra, los millennials no han renunciado por completo a los espacios físicos. A la Generación Y también le gusta ir de tiendas, aunque lo que buscan es un poco diferente a lo que buscaban sus padres o sus hermanos mayores.
Por empezar, ya están empezando a cambiar los espacios de venta. Los supermercados están modificando su estrategia para adecuarse a lo que los millennials esperan de ellos. Estos consumidores ya no tienen un día para ir a hacer la compra (o una lista de la compra), son más impulsivos, compran por recetas y no por necesidades o valoran los productos de proximidad o gourmet.
Pero no son los únicos cambios que los puntos de venta físicos deben hacer: según un estudio de LoyaltyOne, una empresa estadounidense, a los millennials les gusta ir de compras a las tiendas físicas pero siempre que estas ofrezcan una experiencia de compra mejorada. "Vender a los millennials con éxito dependerá de cómo los vendedores se enfrenten a sus necesidades únicas", le explica a Ward Fred Thompson, líder en prácticas de retail en LoyaltyOne.
Así, las empresas deben convertir el proceso de compra en una experiencia y por experiencia no se entiende únicamente la experiencia de compra tradicional sino todo un ritual o una actividad que convierta el comprar en algo más informativo, divertido y placentero.
Por ejemplo, en el caso de los supermercados, el 84% de los encuestados iría más a la tienda (y sobre todo iría más a una marca concreta que a otra) si esta ofreciese programas de fidelización que tuviesen como recompensa sesiones con nutricionistas o encuentros con chefs. La situación es muy similar en otros segmentos. Un 79% se quedaría con una marca de ropa si ofrece sesiones con un estilista, un 77% con un distribuidor de electrónica que tuviese a un experto para responder preguntas y un 68% compraría más en una tienda de perfumería y cosmética que ofreciese sesiones con maquilladores.
La idea de añadir actividades al proceso de compra no está limitada a aquellos sectores en los que parece más obvio y más sencillo incluirlas. Cualquier sector puede beneficiarse de este tipo de acciones y atraer consigo a los millennials, tal y como dejan entrever los resultados de la encueta. Un 69% sería más receptivo a comprar en una tienda de bricolaje que le ofreciese la posibilidad de conseguir una sesión de "tutorías" con un fontanero o un experto en bricolaje.