En el mundo de los emprendedores, conseguir llegar a los consumidores es un elemento crucial. Seducir al mercado, hacer que todo el mundo hable del producto o de la empresa y empujar a todos ellos a convertirse en fieles consumidores son elementos clave para convertir lo que es un sueño en una oportunidad de negocio real y triunfadora. Por ello, son muchos los libros, los artículos y el tiempo que los emprendedores dedican a entender cómo puede una pequeña aventura empresarial aparecer en los medios de comunicación, cómo conseguir cobertura positiva y cómo hacer que los medios de referencia hablan de uno.
Además, los responsables de las startups sueñan con devenir virales, ser el foco de lo que interesa en la red y empleando cuatro trucos de marketing mutar en las grandes estrellas del momento. Hacerse publicidad a ellos mismos es crucial para conseguir destacar y, por tanto, las startups decidan dinero y esfuerzo al marketing. Pero lo cierto es que no es oro todo lo que reluce y las compañías tienen también que tener en cuenta que todos estos esfuerzos tienen una cara B que puede tener un impacto que no es el esperado.
¿Pueden los esfuerzos de marketing tener un alcance negativo en el trabajo que las startups están haciendo para darse a conocer? Puede suceder. De hecho, un gran esfuerzo en marketing puede poner a una pequeña compañía en peligro si no tiene en cuenta el poder que lo que está haciendo puede llegar a desarrollar. A nadie se le ocurriría montar un caballo purasangre si en realidad lo único que sabe es montar en bicicleta. A nadie se le debería ocurrir hacer una campaña de marketing con alcance de multinacional si es una startup.
Aún así, los riesgos que el marketing puede tener en una startup pueden ser controlados. En Mashable, han elaborado una suerte de decálogo (aunque en lugar de 10 tiene 7 puntos) sobre los puntos flacos que pueden hacer peligrar a una pequeña empresa cuando se lanza a hacer un esfuerzo en marketing.
Olvidar crear interés antes de que el producto aparezca
Es un error bastante común en el mundo de las startups: la idea, el producto o el servicio son algo muy importante para sus creadores y por tanto trabajan sin descanso en conseguir lo mejor de ello, para así tener un elemento perfecto que mostrar al consumidor final. Durante todo el trabajo previo al gran día del lanzamiento, los responsables de la startup se centran en confirmar que están consiguiendo todo lo mejor de esa idea brillante que han tenido y se olvidan del mundo de fuera.
Pero esto es un error: como recuerdan en esta lista de errores, crear un pico de interés antes de que el producto aparezca es fundamental para conseguir que cuando llegue al mercado tenga ya una masa de consumidores que están interesados en ver qué es y cómo funciona. Mantenerse por debajo del radar, aseguran, no es la mejor idea.
No construir una audiencia
Y, de hecho, este primer error va muy en la línea con el siguiente gran error que pueden cometer las startups a la hora de lanzar un producto. Da igual que se haya creado la mejor propuesta del mercado que si esta no tiene a nadie esperándole o no consigue que exista una masa de consumidores dispuesta a testarlo, poco interés acabará teniendo el producto. La gente es la clave para el éxito y las pequeñas empresas la necesitan.
¿Cómo se construye una audiencia? La recomendación es la de no esperar a que el producto alcance el estadio final: se puede empezar a trabajar con pequeños grupos de consumidores que serán la primera avanzadilla y que darán el primer feedback sobre cómo funciona el producto que se está creando.
Sobrevalorar la web corporativa
La web corporativa es el escaparate que muestra el producto y a la empresa al mundo y por tanto es muy importante. Nadie niega su valor y la importancia de trabajar para que funcione de la mejor manera posible y se convierta en una carta de presentación de los valores de la marca. Pero la web corporativa es solo la web corporativa, no una fuente mágica. No se pueden esperar milagros de ella ni que sea la que salva para siempre a la compañía.
Por tanto, dedicar un esfuerzo excesivo y una atención abrumadora a cómo debe ser la web de la compañía es un error. Hay que centrarse, recuerdan en Mashable, en la calidad del producto y en ser capaces de aportar calidad y valor a los consumidores. Además, siempre hay que tener en cuenta que la imagen de una marca no está grabada en granito. Puede que el paso del tiempo obligue a reajustar el branding de marca y producto y a cambiar, con ello, la web de la empresa.
No valorar de forma suficiente el contenido
Y mientras los emprendedores se preocupan por cómo es visualmente la web de la compañía, suelen olvidar la importancia que tiene el contenido para la empresa. El contenido es fundamental para posicionar la web corporativa dentro de la red, pero no solo sirve para SEO. Además, es fundamental para convertirse en una voz de referencia dentro del mercado.
Y, al fin y al cabo, no se debe olvidar que el marketing de contenidos es una de las grandes tendencias para 2015. El 90% de las empresas ya lo practica de alguna manera y el 68% de los consumidores lo reclama a sus compañías de referencia. Para el usuario, es una forma diferente no solo de relacionarse con las empresas sino también de sentir que estas le ofrecen un valor añadido. Para una startup es, por tanto, un camino más directo al corazón de su potencial comprador.
Volverse loco con el networking
Quizás la culpa la tengan todos esos artículos y libros que aseguran que la única manera de triunfar (o una de las mejores maneras de hacerlo) es contar con una amplia red de contactos que sirvan de apoyo y que permitan aprender nuevas cosas, dar a conocer el producto que se lanza y hacer que este llegue a más gente. El networking es posiblemente la última panacea en añadirse a la lista, el remedio universal para todos los problemas.
Pero en realidad no es tan milagroso: volverse loco con la idea de hacer networking como una fórmula invencible para conseguir dar a conocer la empresa puede ser un error. El networking necesita, como todo en esta vida, una estrategia. Si no, es simplemente una manera de perder el tiempo (y el tiempo, para un emprendedor, se traduce en dinero). Antes de lanzarse a relacionarse con cuanta más gente mejor hay que establecer no solo una estrategia de qué se va a hacer y cuándo sino también unos objetivos que se deben cumplir o esperar.
Equivocarse al elegir al responsable
La comunicación es muy importante y hacer llegar el mensaje de la compañía a los consumidores es fundamental para establecer un público y asegurarse un futuro triunfo. Por lo tanto, la persona responsable de este trabajo es un perfil básico y fundamental en la estructura de la empresa y de quien dependerán muchas cosas que marcarán el éxito o el fracaso de la compañía.
Sin embargo, las startups suelen ser compañías con un presupuesto muy limitado, lo que les empuja a reducir todos los gastos posibles. Y, como publicar en redes sociales o escribir una nota de prensa no parece tan complicado, muchas veces dejan en manos demasiado inexpertas a los responsables de hacer el trabajo de comunicación y marketing. Un becario no puede ser la solución: el responsable de esta área es demasiado importante para dejarlo en manos poco cualificadas.
Preocuparse demasiado de los demás
Estar atento a lo que hace la competencia es un elemento básico y fundamental para saber qué está ocurriendo en el mercado, pero no debe ser lo único que determine cómo se actúa o lo que marque todas las decisiones que se toman. Sí, no hay que perder de vista a la competencia. Pero no, no hay que querer ser como ellos. Cada empresa es diferente y por tanto cada una tiene que buscar su propia voz.