
San Valentín, otra fecha para convertir los sentimientos en un negocio
A mediados de febrero, el mundo entero se entrega a una especie de frenesí de exaltación del amor. Las tiendas se llenan de corazones y de angelitos que disparan flechas, las promesas de amor eterno asaltan toda clase de productos, desde cajas de bombones hasta cualquier cosa a la que algún vendedor avispado haya conseguido dar un giro sanvalentiniano, y hasta algunas ciudades aprovechan las fechas para hacer una campaña específica para llegar a sus consumidores. Esta pasión instantánea por el amor tiene una explicación: cada 14 de febrero se celebra San Valentín y la fecha se ha convertido en el día global de celebración del amor (y del gasto asociado a ello).
Las historias de cómo se formó el día de San Valentín que conocemos en la actualidad suelen remontarse a varios hitos históricos que señalan por qué el 14 de febrero se celebra al amor. Lo más habitual es remontarse a las Lupercales, unas fiestas romanas de exaltación de la fertilidad, que fueron apropiadas y transformadas por el Cristianismo allá por el siglo VI y se convirtieron en el día en honor a San Valentín (uno de los varios San Valentín que murieron durante el Imperio Romano). El día del santo siguió un tanto ligado a la petición de fertilidad y se acabó ligando con el más etéreo amor. Europa fue haciendo de la fecha algo normal y escritores como Chaucer y Shakespeare la convirtieron en algo señalado y, como podríamos entender ahora, romántico.
Pero el paso del tiempo hizo que el día se hiciese más popular, más global y sobre todo mucho más comercial. Aunque en Reino Unido ya había tarjetas de felicitación para ese día que se entregaban casi desde la Edad Media y quedan restos de poemas amorosos de otros países europeos, las tarjetas se hicieron populares en el siglo XIX y sobre todo en el XX así como los libros de poesía en los que se podían copiar frases que decir al enamorado o la enamorada.
En 1913, Hallmark, la ahora popular firma fabricante de tarjetas de felicitación, empezó a producir sus tarjetas en Kansas y estas acabaron invadiendo el mundo. La fecha no se convirtió en únicamente un momento para compartir tarjetas amorosas: San Valentín se sumó como una fecha más en el calendario para el gasto y el consumo y la campaña de San Valentín se convirtió en un clásico más en el que las tiendas podían confiar para animar sus ventas.
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