Por Redacción - 16 Noviembre 2015
El Black Friday se ha convertido en una especie de obligación para marcas y para tiendas de cada vez más lugares del mundo. La "celebración" empezó en los años 60 en Estados Unidos y, desde ahí, se fue popularizando año tras año, hasta convertirse en una fecha señalada en el calendario de compras de los estadounidenses y en un día dedicado a las compras que todo el mundo cumple. De ahí, el Black Friday saltó a la conquista del mundo y ha dejado de ser un elemento que en otros mercados solo se ve en las películas. Con la llegada del siglo XXI y sobre todo de la mano de Amazon y de Apple, el Black Friday llegó a Europa, donde ya se ha asentado de forma bastante sólida. Tanto, de hecho, que se espera que solo ese viernes se gaste en compras relacionadas en Europa unos 2.110 millones de euros.
El atractivo de la jornada para los consumidores está claro. Los productos son lanzados durante ese día con descuentos especiales, que hacen que la compra resulte mucho más atractiva y de entrada mucho más barata. En Estados Unidos, donde la cultura del Black Friday está mucho más asentada y donde los consumidores llegan a hacer colas para conseguir entrar los primeros y hacerse con los mejores descuentos, los porcentajes de los descuentos son muy elevados, haciendo que concentrar las compras en ese día tenga un atractivo especial en cuestiones de precios.
Sin embargo, ¿cuál es el atractivo para las marcas? ¿Qué es lo que ganan las tiendas con esta jornada? Se podría decir que el Black Friday es un día de rebajas especial, uno que llega además cuando los consumidores están dispuestos a gastar más y más (está en plena campaña de Navidad) y que por tanto puede ayudar a las compañías a hacer más y más caja en un período en el que se cierran más ventas que nunca.
La verdad es que las marcas no lo tienen tan claro y no están tan convencidas de que el Black Friday, por mucho que se hayan visto arrastradas al mismo, sea una buena idea.
Ni sostenible ni rentable
Así lo acaba de demostrar un estudio de LCP Consulting, que ha determinado que los vendedores están divididos ante el valor real del Black Friday. El estudio no solo ha cuestionado a vendedores de Estados Unidos, sino que también ha buscado opiniones de vendedores líderes de Reino Unido y de firmas de ámbito europeo, lo que permite no solo contar con la visión de quienes han sostenido el Black Friday durante décadas sino también de quienes se están viendo arrastrados al mismo.
De hecho, según las conclusiones del estudio, un tercio de los vendedores considera que el día resulta insostenible en términos económicos. Además, consideran que la jornada no les reporta beneficios en absoluto. "Han pasado de medir el éxito en ventas o en márgenes en bruto a centrarse por el contrario en el margen neto o en la rentabilidad en crear eficacia", explican los responsables del estudio a Warc.
En Reino Unido, ya hay quienes se han ya echado atrás en la celebración. La cadena de supermercados Asda, que fue una de las pioneras en introducir la celebración en Reino Unido, ha decidido no celebrar este año un Black Friday y crear por el contrario ofertas a lo largo de toda la temporada de Navidad. Según las explicaciones de la compañía, sus consumidores no querían verse obligados a tener que enfrentarse a únicamente un día o dos de descuentos. En Estados Unidos, una compañía se ha convertido en viral anunciando que cerraba ese día, dándole así el puente a sus vendedores e invitándoles a que se vayan a dar un paseo para celebrar la jornada.
Las razones detrás de estos cierres pueden ser varias, más allá de simplemente que el día no compense. Por un lado, y como explica una analista de Millward Brown, el Black Friday solo funciona bien para la marca si esta ha creado una buena estrategia, sino puede convertirse en un foco de imagen de marca negativo. Por otro lado, y como apunta un analista en Forbes, los consumidores se han acostumbrado a que se realicen descuentos y rebajas en cualquier momento del año, lo que hace que estos días de descuentos especiales hayan perdido peso como algo singular.
¿Está por tanto el recién llegado Black Friday condenado desde su nacimiento a una muerte anunciada? Aunque las voces críticas existen no hay que olvidar que cada vez más marcas participan en la jornada y también que no todas la ven con malos ojos: puede que un tercio fuese muy negativa ante la idea pero otro tercio de los vendedores defendió al Black Friday.