
La importancia de prevenir las crisis reputacionales
El Siglo XXI se ha convertido en la era de la comunicación social, y de la humanización de las nuevas tecnologías, un hecho que ha llegado indistintamente a personas y empresas y que ha facilitado la apertura al mundo de las marcas, que han empezado a interpretar la palabra "compartir" como sinónimo de avanzar, de crecer y de vender.
Internet y las redes sociales parecen no tener límites y se han convertido en la actualidad en uno de los mayores escaparates para las empresas que ven como su imagen, sus productos y sus marcas viajan, en milésimas de segundo, a través de la red y los teléfonos móviles a lugares que, probablemente, ni siquiera logran situar en un mapa. Además, Internet se ha convertido en una de las principales fuentes de información para las compañías, que pueden conocer al detalle los gustos y las opiniones de los consumidores, siendo un perfecto test de mercado y, por qué no, de la competencia.
Lo que parece sencillo y muy interesante para las empresas, se está convirtiendo en el caballo de batalla de la mayoría, pues resulta prácticamente imposible monitorizar y controlar todo lo que dicen los consumidores sobre nosotros a través de sus #hashtags, sus menciones en Facebook y Twitter, o sus fotos en Snapchat e Instagram (por mencionar algunas de las redes sociales más activas en este último año).
En una época en la que se ha demostrado que para la mayoría de empresas su marca es el activo más valioso del que disponen, gestionar la imagen y la reputación debe ser una de las claves dentro de las organizaciones, que deben cuidar todos los detalles con el fin de evitar crisis corporativas o perjuicios que puedan minar o devaluar el valor de sus marcas.
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