Por Redacción - 14 Septiembre 2016
Una de las grandes constantes en los últimos años ha sido el que todas las grandes firmas acabasen entrando en el comercio electrónico. Unas lo hicieron antes, otras lo hicieron más tarde (el caso de Zara, por ejemplo, fue uno especialmente sonado y, aunque no fue una de las pioneras, sí es una de las que ahora se usan como referencia) y otras lo han hecho renqueantes mientras los expertos se preguntaban por qué no lo hacían antes.
Entre todas estas marcas, sin embargo, hay quienes se mantienen al margen del ecommerce porque consideran que no encaja con su idea de marca o que no funciona exactamente bien para el tipo de producto o experiencia que buscan transmitir. Primark, por ejemplo, no para de crecer y crecer y lo hace sin echar mano al ecommerce, ya que sus precios tan bajos no permiten margen de maniobra en ese terreno. No es la única que permanece, o permanecía, al margen de la venta online. Si se quiere comprar en Ikea, también hay que ir hasta la tienda.
La cuestión está, sin embargo, a punto de cambiar. Ikea acaba de anunciar sus planes para entrar en el mercado ecommerce. Cierto es que la firma sueca no es una recién llegada a este segmento. En otros mercados europeos ya permitía comprar online, algo que no dejaba hacer en España y algo que sus consumidores reclamaban. Al fin y al cabo, peregrinar hasta el Ikea de turno no es siempre la mejor idea y comprar cómodamente desde casa sí que lo parece.
La irrupción de Ikea en el ecommerce en España será, aun así, gradual. La compañía empezará con una prueba piloto, limitada a dos tiendas (la de Alfafar, Valencia, y la de Baracaldo). Los consumidores no podrán tampoco comprar todo y desde todas partes. Solo las provincias de Valencia y Vizcaya tendrán servicio online y fuera de las compras quedarán plantas, productos de Ikea Food, telas, encimeras y demás productos a medida y bajo demanda, oportunidades o productos que se puede comprar en varios colores pero que no tienen un número de referencia distinto para cada uno de ellos.
El servicio tendrá un coste. Si los consumidores recogen las compras en tienda, tendrán que pagar 16 euros. La recogida en un punto de entrega será de 21 euros y el recibir las cosas en domicilio tendrá un coste variable (que empezará en 55 euros pero que podrá subir según el valor de la compra; una compra de entre 3.001 y 4.500 euros saldrá, por ejemplo, por 283 euros en gastos de envío).
En toda España en diciembre
De lo que ocurra con las pruebas piloto en Valencia y Vizcaya derivará lo que ocurra a continuación y cómo se lance el ecommerce en España. Los planes de la multinacional son los de ampliar todo el servicio de ecommerce a todo el territorio en el que operan sobre el mes de diciembre, lo que haría que Ikea España estuviese presente en ecommerce del mismo modo que ya lo está en países como Suecia o Reino Unido.
Los planes de Ikea encajan además bastante con lo que se está haciendo ya en su mercado, ya que algunas de sus competidoras directas ya ofrecen servicios de compra online y posibilitan por tanto hacerse con los productos desde casa. Teniendo en cuenta que Ikea ya ofrece el servicio en otros países (y que además ya lo hace con algunos productos concretos, como colchones o sofás), este parecía un paso lógico.
Lo que esto implica para el ecommerce
Más allá de lo que esto significa para Ikea y para los consumidores de la multinacional sueca, la entrada de la firma en el comercio electrónico puede verse además como un elemento dinamizador para el mismo. La irrupción de las grandes multinacionales en el mercado del comercio electrónico en España ha tenido, en las ocasiones anteriores, un efecto llamada sobre los consumidores y ha impactado sobre cómo se comporta el mercado y sobre cómo consumen los compradores.
No hay más que pensar, por ejemplo, en lo que supuso la entrada de Amazon en el ecommerce en España. La tienda online no solo consiguió una abrumadora cobertura mediática (la rueda de prensa de presentación de la tienda en España fue, de hecho, bastante masiva) sino que además logró despertar rápidamente la atención de los consumidores. A medida que pasaban los meses, la página iba escalando en los ránkings de más visitadas y usadas. Su popularidad y su competencia sirvió también para cambiar el mercado y para hacer que sus competidores naturales tomasen ciertas decisiones. Por ejemplo, las tiendas online de libros que hasta entonces no tenían competencia empezaron a activar promociones, a lanzar sus propios servicios premium de entrega y a hacer más fáciles las condiciones de compra. Lo mismo ocurrió en otros sectores, donde el hecho de que Amazon empezase a entrar en más nichos de mercado implicó que tuvieron que empezar a jugar con otras normas.
¿Tendrá Ikea un efecto similar? Habrá que esperar unos meses para verlo.