Por Redacción - 13 Marzo 2017

Starbucks suele ser el ejemplo que se pone en los artículos y en los análisis sobre cómo una marca puede conectar con el público de forma sólida y solvente y también de cómo se puede lograr reinventarse tras una crisis. La cadena de cafeterías ha creado una marca que ha resultado ser sólida y poderosa (suele, de hecho, encabezar los listados de marcas más reconocidas del mundo y por tanto más valiosas) y también fue uno de esos casos de grandes marcas que tienen un momento de gloria, decaen y vuelven a reinventarse para ser mucho más fuertes que antes, como también ocurre con Apple. Starbucks vio hace unos años como su posición en el mercado estaba en crisis y cerró un día sus tiendas en todo el mundo para hacer un ejercicio de análisis y determinar qué estaban haciendo mal.

Y a todo esto se podría sumar ahora que quizás Starbucks está convirtiéndose en una empresa que está muriendo de éxito, un nuevo giro de guión y un nuevo elemento en el que Starbucks se va a convertir en el recurrente ejemplo que se usa en todos los análisis y estudios.

¿Cuál es el problema de Starbucks ahora mismo? La situación es, en cierto modo, paradójica. Una de las verdades que se dan por sentadas e indiscutibles cuando se habla de grandes cadenas que quieren llegar a grandes masas de consumidores es que tienen que tener muchos puntos de venta. No hay más que pensar en las cadenas de comida rápida y en su ubicuidad. ¿Quién no ha acabado comiendo en un McDonalds en algún lugar lejos de casa porque era lo que conocía y porque era lo que sabía lo que iba a costar, por ejemplo? McDonalds los hay en todas partes, una especie de referente global. Y, aunque Starbucks no es exactamente una cadena de comida rápida, sí aplica un principio más o menos similar: es el mix entre las cadenas de fast-food y la idea detrás de las tradicionales cafeterías europeas.

Por ello, Starbucks está por todas partes y es esperado en todas partes. En España no se ve tan claramente, porque la penetración aún no es tan masiva y aún quedan zonas sin la cadena de cafeterías, pero en mercados como Reino Unido o en su nativo Estados Unidos se ve de forma más evidente. En ciudades como Nueva York, lo que los turistas perciben en sus visitas es que, cada dos calles, hay un Starbucks.

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