Por Redacción - 1 Junio 2017
Durante muchos años los grandes centros comerciales se convirtieron en uno de esos elementos que tienen un elevado impacto en el consumo y que, además, crean y modifican los hábitos de los compradores. La tendencia se importó como tantas otras cosas de un lugar, Estados Unidos, en el que se formó el centro comercial tal y como lo conocemos ahora. Aunque las galerías comerciales y los grandes almacenes ya existían y ya funcionaban desde décadas y hasta siglos atrás (el primer centro comercial nacido como tal se abrió en 1785, según apuntan algunos analistas, en San Petersbugo), la idea actual viene de EEUU. Allí, la aparición de los coches y su popularización hizo que se llevasen las zonas de compras a las afueras. Un edificio creado para ello agrupaba las tiendas y los servicios (como un cine y zona de restauración) y funcionaba como polo del consumo. Desde ahí se expandió de forma global (aunque es cierto que el peso de este formato de consumo fue más alto en los mercados occidentales) y se convirtió en una suerte de enseña del siglo XX y de sus modos de consumo.
Sin embargo, estrenado y ya un poco andado el siglo XXI, parece que las cosas están cambiando y que este paradigma de consumo está empezando a enfrentarse a una crisis. ¿Se están pasando los grandes centros comerciales de moda? En parte, se podría decir que ya se ha encontrado ejemplos de cómo los consumidores han empezado a cansarse o saturarse de ellos.
Algunas ciudades, que vieron como abrían sus puertas de pronto una amplia colección de centros comerciales, han visto como algunos de ellos cerraban sus puertas. Pasó en A Coruña, por poner un ejemplo geográficamente cercano, donde hubo un boom de centros comerciales y abrieron varios y en más o menos las mismas fechas y donde han acabado cerrando o languideciendo algunos de ellos. En España, la tendencia puede verse en cómo algunas marcas de Inditex han empezado a salir de los centros comerciales de las afueras o cómo algunas compañías que antes solo estaban en esos escenarios han empezado a entrar en los centros de las ciudades. Decathlon ha empezado a abrir tiendas en las calles comerciales principales y hasta Ikea está probando con una tienda en el centro de Madrid. MediaMarkt también está abriendo en los centros.
Pero, sin duda, donde más se está viendo el cambio de tendencia y dónde más se está notando por tanto esta nueva situación es en el mercado de Estados Unidos, el mercado, no hay que olvidar, que es la referencia en el terreno de los grandes centros comerciales.
Las grandes marcas que eran el motor que atraía a los consumidores a los centros comerciales, como Macy"s o Sears, están empezando a abandonar el barco. Muchas de estas compañías están cerrando tiendas en los centros comerciales, lo que está crenado una situación complicada para ellos. Entre enero y marzo de este año, según un estudio de xAD, el tráfico de los centros comerciales estadounidenses ha caído en un 16%, lo que supone una bajada en el volumen de potenciales consumidores.
Y aunque hay quienes ven en ello un cambio que modificará quién será el elemento que potencia la visita (los centros comerciales estadounidenses están empezando a incorporar supermercados a la europea como puntos de atracción, como puede ser por ejemplo Aldi), esto no impide que el mercado cambie. Además, estos supermercados en centros comerciales no solo tendrán que ser capaces de modificar las pautas de consumo y sustituir a los polos de atracción, sino que además tendrán que luchar contra el modelo que impera en ese mercado (que es el de comprar en grandes hipermercados a lo WalMart).
Quizás, el síntoma más claro del problema está en que los hedge funds ya han escogido a los centros comerciales como la próxima víctima a por la que ir. Estos fondos buitre ya están apostando en bolsa por su quiebra y crisis, lo que no genera un entorno de confianza muy elevado en relación a ellos. Los centros comerciales, argumentan, no soportarán el tirón de internet y no serán capaces de ajustarse a los cambios. Según los datos que manejan estos fondos, el 45% de los centros comerciales estadounidenses está perdiendo visitantes y ocupación y han visto en la última campaña de Navidad una de sus peores.
Las previsiones están en que en los próximos meses unas 3.500 tiendas situadas en centros comerciales cierren.