Asumir el rol de líder no es una tarea sencilla, tampoco es una responsabilidad que se debe tomar a la ligera, supone marcar el rumbo de un grupo, organización, empresa o de toda una nación, y por ello, el fortalecimiento de las capacidades y habilidades de quien asume ese rol es absolutamente prioritario.
La capacidad de un individuo para organizar y movilizar a un grupo de personas, cualquiera sea su tamaño, en una dirección que permita el logro de un objetivo particular, requiere de un esfuerzo constante y disciplinado de trabajo, comunicación y colaboración para ejercer con responsabilidad, el rol que le compete, demostrando así sus cualidades, conocimientos y experiencias de cara a lograr la influencia necesaria para ser reconocido y acompañado en el proceso de lograr lo que se propone.
Hay muchos estilos de liderazgo o combinación de estos, los hay informales, formales, transaccionales, coercitivos, colaborativos, carismáticos, paternalistas, tóxicos, autocráticos, democráticos, dictatoriales y pare de contar. Podemos reconocer figuras que han marcado pauta en la política, la sociedad o el mundo empresarial, con cualidades específicas o características propias que, acorde con sus convicciones, los han distinguido y les ha permitido dejar huella a su paso por liderar grandes procesos de transformación: Gandhi, Martin Luther King, Patch Adams, Abraham Lincoln, Nelson Mandela, Steve Jobs, Jack Welch por sólo nombrar algunos.
El mundo apunta la necesidad de formar líderes responsables y colaborativos, individuos con clara conciencia de las implicaciones de sus actos en relación con la influencia que ejercen, y la comprensión de la imposibilidad de lograr resultados trabajando aisladamente. Por ello, lo primero que un líder debe reconocer es la realidad que lo rodea, a partir de un análisis amplio, abierto y participativo sobre el entorno donde debe operar y, a partir de ello, ser capaz de construir una visión del futuro posible que definirá, a su vez, los objetivos y el camino a la transformación necesaria para alcanzarlos, es decir, la estrategia y su ruta de ejecución.
Para ser exitoso, el líder actual, debe saber "navegar" a través de las aguas de lo empresarial, lo gubernamental y lo social, y lograr interactuar efectivamente con los actores que conviven en estos planos, para establecer mecanismos de alianzas, colaboración, negociación y comunicación que viabilicen sus proyectos.
Para lograr esto, una de las herramientas más importantes para mantener la influencia positiva y el proceso de intercambio, será la comunicación efectiva, la cual depende de la visión, capacidades estratégicas y las habilidades de interacción entre el líder y sus audiencias, esas que le permitirán organizar e inspirar a otros con el fin de movilizarlos en la dir
ección necesaria, alineada al logro de los objetivos formulados y deseados.
La comunicación efectiva para el liderazgo debe contemplar:
Un líder responsable siempre está consciente del destino al que lleva a sus seguidores, procurando alcanzar los beneficios que le permitan colocarlos en una mejor posición de la que los encontró, esa es su responsabilidad, y para ello, el líder responsable debe:
Un líder es aquel visionario capaz de verbalizar su visión de futuro, e inspirar a otros a alcanzarla juntos, organizando un movimiento que sus seguidores terminen convertidos en nuevos líderes que atraigan a su vez más seguidores. Este será su mayor logro para multiplicar los resultados, pues un buen líder será aquel que logre crear nuevos liderazgos.
El liderazgo, ejercido responsablemente, será la única forma de tener empresas responsables, gobiernos responsables e Instituciones responsables, pues liderar con responsabilidad es una decisión que se asume a partir de una conciencia clara del impacto positivo o negativo de nuestras acciones, por lo tanto, ser un líder responsable es una decisión individual que se fundamentará en lo que somos, lo que queremos y lo que podemos ser.