Por Redacción - 2 Enero 2018
Una de las cuestiones queha protagonizado las críticas de los consumidores durante años yque se ha convertido en una pesadilla de imagen de marca para lasempresas es la obsolescenciaprogramada. Los consumidores acusan a las marcas y empresas depreparar los productos para que llegado un momento empiecen a fallaro lo hagan por completo, haciendo que uno acabe comprando uno nuevo.Es un poco lo que muchas veces se dice con lo de ahora ya no hacenproductos como los de antes. Uno de los casos más populares es elde las impresoras, protagonistas de vídeos y más vídeos en YouTubey análisis online es lo que se señala que sus creadores handeterminado que, llegado cierto momento, dejen de funcionar.
Pero cuando se habla deobsolescencia programada no solo se habla de los productos queempiezan a fallar en momentos concretos, sino también a veces decómo el diseño hace que se necesiten comprar modelos nuevos. Eneste punto se suele poner el caso de Apple y sus iPhones, que con susactualizaciones anuales - muchas veces mínimas - empuja a losconsumidores a hacerse con nuevos terminales que no siempre sonnecesarios o mejores que los anteriores. Pero Apple, en realidad, oal menos esto es lo que deja concluir su último escándalo, sabe detodo tipo de obsolescencias.
Apple acaba de reconocerque el sistema operativo de sus iPhones se ralentiza con aquellosmodelos más viejos. Esto es: el diseño del sistema operativo haceque el teléfono vaya más lentamente. Apple ha dejado claro, comorecuerdanen FastCompany, que no lo hace para hacer que sus consumidoresacaben comprando el modelo más reciente del terminal, sino paraprevenir que los terminales se caigan. Sin embargo, la percepciónque los consumidores tienen de esto no irá por ahí (no está yayendo) y la cuestión se puede convertir en un serio problema dereputación e incluso legal.
Apple ha pedido yadisculpas a los consumidores por el problema y ha lanzado una campañade cambios. Para mantener contentos a los consumidores, los mismosque estaban indignados con esta cuesión, va a empezar a dar másinformación sobre la salud de las baterías de los terminales ytambién permitirá cambiar la batería del terminal por una mejor aun precio más bajo del habitual.
Por otra parte, Apple está siendo mástransparente que en otras ocasiones - como fue el caso de losproblemas ligados a la antena de una de las versiones del terminal -para evitar que los consumidores se lancen a hacer teorías (aunquela cuestión ya se ha asociado a la obsolescencia y parece pocoprobable que se desvincule) y para blindarse ante posibles demandas.
Sin embargo, Apple ha llegado ya tarde a este punto, al menos en Francia donde la obsolescencia programada es delito. HOP, una asociación de consumidores franceses especializada, acaba de presentar una demanda contra los de Cupertino por esta cuestión. La asociación cree que con este movimiento, diga Apple lo que diga de por qué lo hace, limita la vida útil y los resultados de sus dispositivos.