Por Redacción - 12 Febrero 2018
Si algo ha quedado claro en los últimos años en medio del boom del comercio electrónico, es que una parte crucial de este negocio es el proceso de entrega. Los vendedores online tienen el control de lo que ocurre mientras los usuarios están en su área de trabajo. Los captan, los convencen de las bondades de un producto y les venden el mismo. Pero una vez que el producto sale de sus almacenes, pierden su dominio y empiezan a depender de lo que hagan sus asociados del terreno logístico. Las tiendas online dependen de las empresas de logística y los fallos que estas cometen (y no hay más que echar un rápido vistazo en redes sociales para ver que son muchos) se convierten en un lastre para su experiencia de compra.
¿Qué hacer por tanto si se es una empresa de comercio electrónico para evitar estos problemas? Muchas compañías de ecommerce están probando a crear sistemas alternativos de entrega, como pueden ser la recogida en un punto concreto o el lanzamiento de sistemas propios, como taquillas que se abren con códigos (algo que por otra parte también están haciendo las propias compañías de entrega). Y ahora, quizás, estén empezando a pensar directamente en entrar ellas mismas en el sistema de reparto. Al fin y al cabo, ya es lo que hacen muchos supermercados cuando sus consumidores compran online.
Eso es lo que está planeando Amazon. La compañía está trabajando para crear su propio servicio de entregas en Estados Unidos, que se llamará Shipping with Amazon, como han apuntado filtraciones a The Wall Street Journal y como recoge la prensa estadounidense. El sistema no es para consumidor final - al menos de momento - sino para negocios. El sistema se encargará de recoger los paquetes de empresas y entregarlos a los consumidores. Esto es: Amazon se ha centrado en el mercado de los vendedores que usan su plataforma.
Lo que por ahora se sabe
Por el momento, el sistema solo empezará en un formato de pruebas en Los Ángeles, pero desde ahí se podría expandir a más ciudades de EEUU. Con ello, además, Amazon buscaría reducir el precio de los envíos que realiza con UPS o FedEx (dos compañías que han caído en bolsa tras las filtraciones).
Y este sería además como una suerte de punto final para un esfuerzo que Amazon lleva ya algún tiempo realizando. De hecho, que Amazon quiera entrar directamente en el terreno de los envíos no debería sorprender a nadie, porque la compañía ha estado trabajando en cuestiones ligadas a ello desde hace años, lanzando sus propios aviones y sus propios camiones de carga. Por tener, tiene hasta permisos para mover mercancías en barco.
El efecto que esto tendría en el mercado
Amazon no puede tener el brazo que tienen los sistemas de distribución ya establecidos, como recuerdan en un análisis, como pueden ser los estadounidenses UPS o FedEx y los servicios de correos con los que trabaja en todo el mundo. Construir un sistema de envíos es además algo caro y algo que requiere tiempo (las grandes compañías del sector suelen tener ya bastantes años de vida y las compañías públicas de correos acumulan siglos de existencia), pero Amazon sí podría asumir más control directo sobre más cosas. Aunque no llegue a quedarse con toda la parte logística, sí podría quitarles negocio a sus hasta ahora socios y, más importante para ellos, podría crear una presión en los precios.
Las compañías de transporte ya han visto en los últimos tiempos como sus precios caían y como el ecommerce, además de aumentar su carga de trabajo, los llevaba hacia una guerra de tarifas. Los gigantes del comercio electrónico les exigen demasiado.
"Amazon tiene problemas serios de servicio en España porque los pequeños no quieren trabajar con él. Paga mal y pide mucho", explicaba hace unos meses una fuente del sector sobre las guerras de precios en las empresas de paquetería en España. Las empresas de este mercado se quejan de que por un lado les deja un bajo margen de beneficio y que, por otro, sus picos de actividad, como pueden ser la Navidad o el Black Friday, los ahoga.