Profesor en ESIC Business & Marketing School. Profesional de la...

Los hermanos Warner (Harry, Albert, Sam y Jack) iniciaron a principios del siglo pasado, con una pequeña sala de proyección para entretener a los mineros, el que con el tiempo se ha convertido en uno de los imperios más poderosos de la industria audiovisual, Warner Bros. Quizá para muchos el primer contacto con los productos Warner fue la serie creada por Chuck Jones "Wile E. Coyote and the Road Runner", entre nosotros "El Coyote y el Correcaminos", surgida para contrarrestar el éxito incipiente de un producto de la competencia como era Tom y Jerry.

Como recordamos, la estructura argumental del Correcaminos --al igual que la de Tom y Jerry, por cierto-- era simple: un Canis Latrans o Coyote perseguía permanentemente a un pájaro velocísimo basado en el Geococcyx californianus. El ingenio, la inventiva, los múltiples artilugios usados por el Coyote nunca le permitían atrapar al Correcaminos para darse su soñado festín. Sus reiterados intentos, inasequible al desaliento, eran la base misma de la historia, lo que la mantuvo viva durante prácticamente medio siglo, con distintos nombres y versiones que, como suele ocurrir, se alejaban cada vez más del original. Si lo pensamos, El Coyote y el Correcaminos no son sino la versión lúdica y audiovisual del mito de Sísifo, ejemplo de resiliencia por su tenacidad para llevar la roca a la cima aun sabiendo que su eterno castigo era intentarlo sin lograrlo.

Valga el recuerdo de nuestro admirado Coyote y del escurridizo Correcaminos para plantear lo que muchas empresas parecen sufrir y que muy bien podría llamarse precisamente el Síndrome del Correcaminos, o lo que es lo mismo, la frustración de perseguir y no alcanzar.

El bosque que no deja ver los árboles.

--- Regístrate o accede como usuario para disfrutar del acceso ilimitado a todos nuestros contenidos ---

Profesor en ESIC Business & Marketing School. Profesional de la...
Más Leídos
Contenidos Patrocinados
ADS
Promocionados