Por Redacción - 26 Septiembre 2018
¿Cómo es el retrato robot del perfecto marketero? ¿Qué debe tener el responsable de marketing que lo diferencie de los demás y que lo haga mucho más apropiado para el mercado y para lo que la empresa necesita de él? Estas son unas de esas preguntas clave que se hace la industria y en especial aquellos que tienen que tomar decisiones a la hora de fichar talento. El máximo responsable de marketing es una figura crucial, un directivo destacado que tendrá que tomar decisiones que afectarán a todos los niveles a la empresa y que pueden ser un lastre o el empujón definitivo para el éxito.
Saber qué se debe buscar y quedarse con el perfil más adecuado se ha convertido en clave, pero las empresas tienen antes que perfilar qué es lo que debe ir en esa lista de características. ¿Cómo es el perfecto Chief Marketing Officer (CMO)? ¿En qué debe trabajar y en qué debe destacar? En MarketingWeek han preguntado directamente a los máximos responsables de marketing de varias multinacionales para extraer de sus conclusiones y de lo que ellos creen que es importante una aproximación a esta cuestión. De sus respuestas, se puede concluir que el perfecto CMO debería tener ser una mezcla de varios puntos.
Si sigue estudiando todo el tiempo, sigue aprendiendo nuevas capacidades y adquiriendo nuevos conocimientos. La necesidad de seguir aprendiendo no se acaba cuando se llega a la parte alta del organigrama.
Al fin y al cabo, como recuerda una de las voces del estudio, cuando formas de un equipo y cuando estás abajo, esta necesidad de seguir aprendiendo y mejorando suele estar mucho más clara, pero no hay que pensar que porque se suba en la cadena ya hay que dejar de seguir aprendiendo. Se siguen necesitando nuevas capacidades y nuevos conocimientos.
Tienen que ser capaces de navegar entre la complejidad creciente del mercado y entre las distintas cuestiones que se han convertido en determinantes y decisivas y para ello necesitan comprender todas las capas de esa complejidad. Todo ello es lo que hace que tengan que ser capaces de comprender como funciona esa combinación y de saber qué es lo último que importa en este terreno.
Pero eso no implica olvidar lo que siempre han sabido y lo que siempre han tenido en cuenta, así como la existencia de aquellas cosas que no son elementos de esa tríada. Como apunta un directivo, los responsables de estrategia no deben ignorar los canales tradicionales de marketing, como la televisión, y sobre todo no deben olvidar cómo el presente impacta en ellos.
El mundo está siempre en cambio y los CMOs tienen que ser capaces de asumir esas novedades. Pero los medios tradicionales siguen ahí, pero tienen que aprender cómo esos medios están cambiando y qué deben hacer en ellos.
Los datos se han convertido en cruciales y muy importantes, pero lo interesante será cómo comprenderlos, cómo usarlos y cómo pueden impulsar la creatividad. Por tanto, el CMO no debe simplemente asumir que tiene que acumular datos o que debe meter datos en todas partes. Tiene que ser capaz de ver cómo eso importa y cómo eso impacta.
Ser capaz de estar al día de las tendencias de consumo y de lo que está ocurriendo en innovación es muy importante. El CMO tiene que ser capaz de ver más allá del universo del marketing para ser capaz de ver hacia dónde van las cosas y cómo están cambiando los consumidores. Tiene que estar al día de todos los cambios y adelantarse al impacto que estos tendrán.
La tecnología es importante y es verdad que hay que estar en esto, pero también hay que ser capaz de ser fuerte en otras áreas y en otros terrenos. Por ejemplo, es muy importante que el CMO sea muy bueno en coaching y en liderazgo de equipos, haciendo también equipos diversos y polivalentes, porque eso les permitirá llegar mejor a las audiencias.
O lo que es lo mismo, tiene que ser consciente de saberlo todo y ser bueno en todo. No tiene que ser un experto en todas las áreas, pero sí tiene que ser lo suficientemente brillante como para ver esto y fichar a los expertos necesarios en cada uno de esos terrenos. No se puede ser capaz de seguir el ritmo de los cambios.