Por Redacción - 17 Diciembre 2020
Si hay una cuestión que parece poco cuestionable sobre el día a día de los profesionales del marketing y de la publicidad es que están bastante quemados, en general, con sus puestos de trabajo. Los datos estadísticos y los estudios de percepción y sentimiento sobre el trabajo lo han ido dejando claro a lo largo de los últimos años.
En marketing y publicidad, es donde se produce una mayor rotación de personal, algo que queda muy claro cuando se mira a sus directivos. Los CMOs son, de hecho, los miembros de la C-suite a los que las empresas dan menos margen de tiempo para demostrar su valía y apuntar resultados. El cambio de altos directivos de marketing es tan rápido que en realidad no les da tiempo siquiera a demostrar que su estrategia de marketing y de comercialización funciona.
También hay problemas de retención de talento a niveles más bajos. Muchos marketeros y publicistas acaban tirando la toalla y buscando trabajo en otras áreas. Según un estudio de hace unos años, esto se producía porque la industria no cumplía con las expectativas que los trabajadores tenían (y que la propia industria había generado), porque los sueldos resultaban demasiado bajos y las oportunidades de crecimiento escasas y porque el trabajo resultaba altamente frustrante.
A pesar de todo lo que se podría esperar de una posición en una industria tan creativa, el día a día resultaba aburrido y los marketeros acababan entrando en un bucle de reuniones con jefes que (o esto parecían pensar sus empleados) no estaban a la altura.
Los problemas enquistados en la felicidad de los trabajadores en marketing, publicidad y demás posiciones creativas no se han corregido en los últimos años. La crisis del coronavirus podría haber supuesto simplemente un elemento más para hacer infelices a los trabajadores.
Aunque el teletrabajo ha sido recibido de forma positiva y los marketeros no quieren volver a la oficina tradicional, al menos por completo, esta tampoco es una solución perfecta. El trabajar desde casa elimina el potencial colaborativo y la creatividad conjunta que genera el trabajo en equipo. Y, aunque ha eliminado las reuniones presenciales y poco productivas, ha abierto la puerta a los encuentros vía herramienta de videoconferencia.
No solo eso: la crisis ha tenido un efecto directo sobre la salud mental. Es algo que ha pasado de forma general y transversal y que, por supuesto, no afecta solo a los trabajadores de marketing y publicidad. Los expertos ya advierten de que la crisis sanitaria por el coronavirus dejará paso a una crisis sanitaria por salud mental, ya que la pandemia ha llevado a la población al límite y ha magnificado otros problemas.
Para los marketeros y creativos, que estaban ya quemados en sus trabajos antes de la crisis, este podría haberse convertido en una suerte de golpe de gracia.
El último estudio sobre la cuestión, centrado además en la industria del marketing y la publicidad, deja claro que marketeros y creativos sienten que la pandemia ha tenido un efecto negativo en su bienestar emocional. Según los datos del estudio, elaborado por IAB Southeast Asia and India pero que, dado que esta es una situación paralela en todo el mundo, puede servir para comprender también qué ocurre aquí, para 2021 el riesgo de que los profesionales se quemen debe ser uno de los elementos clave a tener en cuenta.
Como señalan desde The Drum, sobre el 40% de los creativos y marketeros reconoce que su salud mental ha empeorado este año. En cifras más tangibles son cuatro marketeros de cada diez. El teletrabajo ha aumentado la productividad, señalan, pero también ha hecho más tangibles e importantes los problemas de salud mental.
Por tanto, las empresas deben tomar medidas y deben actuar para ayudar a sus empleados y evitar su queme. Esto implica dar un apoyo extra para implementar nuevas prácticas (por ejemplo, ser más flexibles con los horarios de trabajo para que los trabajadores puedan adaptarse mejor) o también trabajar para que los trabajadores tengan un equilibrio trabajo-vida privada más saludable.
Igualmente, las compañías deben asumir su responsabilidad en esta cuestión y no dejar escurrir el bulto.