Parece casi que noviembre es un mes maldito para los grandes de la industria tecnológica, que se van sucediendo en los anuncios – oficiales o filtrados a la prensa – de que planean despedir a un número importante de trabajadores. La última en sumarse a los miles de despidos es – aparentemente – Amazon.
Los planes de Amazon se han filtrado a los medios: según ha podido saber The New York Times, el medio que ha adelantado la noticia, Amazon planea despedir a 10.000 personas, empleadas tanto en puestos de tecnología como en trabajos corporativos, afectando a departamentos como el responsable de Alexa, el de retail o recursos humanos. Los despidos, aseguran fuentes cercanas al diario, empezarán en esta misma semana. Por ahora no es algo oficial – y Amazon no ha querido hacer valoraciones a la prensa estadounidense – pero la una filtración al Times permite casi decir que es un hecho consumado.
Será el mayor recorte de personal de la historia de Amazon, aunque afectará solo al 3% de su plantilla corporativa y al 1% de su plantilla global, según los cálculos del Times. Después del elevado pico de contratación que Amazon protagonizó durante la pandemia, cuando el negocio explosionó, la compañía iría ahora a reducir personal.
Los despidos de Amazon se suman así a los que ha protagonizado Twitter, que ha recortado su plantilla a la mitad (también en España) en uno de los primeros episodios de la debacle que ha protagonizado estos días (su último fin de semana fue bastante infernal), y, sobre todo, a los de Meta, el nombre corporativo de Facebook, que ha culminado una sucesión de crisis anunciando que eliminará a 11.000 trabajadores de su plantilla. "Sé que es duro para todo el mundo y pido especialmente disculpas a aquellos afectados", aseguraba Mark Zuckerberg, el CEO de Meta, en el anuncio del recorte.
Lo importante en los despidos de Amazon desde el punto de vista de lo que dice de estrategia de negocios (es evidente que lo importante es, de entrada, lo que les ocurre a esas personas que perderán su empleo) es lo que dice sobre la crisis. Como recuerdan desde el Times, que Amazon esté despidiendo en medio de la campaña de Navidad debe leerse en clave crisis global: sería una muestra clara de que la situación económica general está creando una elevada presión sobre las empresas en términos económicos, lo que se podría traducir en recortes de personal en aquellas áreas en las que se considera que hay demasiados trabajadores.
Y, por supuesto, los despidos (por ahora potenciales) de Amazon son, volviendo a lo ya mencionado, unos más en la que cada vez es una más larga lista de gigantes de internet que están recortando personal. En EEUU, también lo han hecho Lyft (el competidor de Uber) o Snap.
La crisis en Facebook y en Twitter se podía leer en clave marketera. ¿Estaban estas dos compañías – y sus zozobras – poniendo el punto final tal y como lo conocemos al social media marketing? Esto es, si lo que estaban decidiendo cambiaba el campo de juego, los marketeros tendrían que reinventar cómo y qué hacen en su estrategia de redes sociales para intentar reposicionar sus marcas y comprender qué es lo que ahora ocurre en este mercado.
Pero, quizás, la realidad es mucho más compleja. Las grandes tecnológicas han dominado durante lo que llevamos de siglo XXI y sus decisiones han marcado la agenda, los pasos y la suerte del resto de las compañías. Incluso, han modificado profundamente la sociedad. El cómo nos comunicamos, el qué compramos o hasta cómo nos sentimos – y sobre esto se han ido sucediendo los estudios – han venido marcados por los productos y los servicios que estos gigantes lanzaban y cómo su éxito impactaba en lo que hasta entonces habíamos conocido.
Por tanto, ¿son estos despidos masivos un síntoma de una crisis más profunda para estas grandes corporaciones? Y, si ha llegado el principio del fin de su ciclo – o al menos del ciclo que han vivido hasta ahora – ¿qué supone esto para el resto de las compañías y para los marketeros, de forma específica? Si este es el primer síntoma de que van a cambiar las cosas, los marketeros y los estrategas de negocios necesitarán entender quién dominará ahora el mercado o cómo este va a mudar para adaptarse a esos nuevos – y misteriosos – tiempos.
O quizás estas compañías logren – a pesar de estos malos augurios – reinventarse y reposicionarse.