Por Redacción - 8 Octubre 2021
No hace mucho, uno de los directivos de Instagram explicó que Facebook había pausado el desarrollo de Instagram Kids. El anuncio fue hecho en un programa matinal de la televisión estadounidense, en el que insistió en que creía que era la mejor idea para crear un entorno seguro para los más pequeños pero que querían llegar antes a un mayor consenso.
La idea de que Facebook estaba trabajando en esta opción de servicio se hizo pública hace unos meses. La versión para niños de Instagram no era algo que se saliese tanto de la norma, porque otras redes sociales habían hecho movimientos en esa dirección antes, pero logró despertar rápidamente airadas protestas.
Instagram tenía ya muchos problemas y una versión infantil no parecía la solución a ninguno de ellos. Que en septiembre le diesen al botón de pausa no resulta, echando la vista atrás, tan sorprendente.
Lo que entonces no se sabía era que la del botón de pausa iba a ser la gran estrategia de Facebook para luchar contra la situación que se le iba a venir encima. Facebook no tiene una buena fama: hace años que la ha perdido y por mucho que intenten corregir la percepción pública no lo están logrando.
Esta última semana, sin embargo, ha sido una suerte de golpe final contra la imagen pública de la compañía. La caída durante horas de todos sus servicios fue el primer gran golpe contra su reputación, completado con la intervención ante el Congreso de EEUU - también ha habido una llamada con la Comisión Europea - de la trabajadora que había filtrado a The Wall Street Journal de una gran cantidad de documentos nocivos para su imagen pública.
Mark Zuckerberg, el CEO de Facebook, ha publicado en su perfil en Facebook la carta que envío a los empleados, negando todas las acusaciones de los últimos días, pero lo cierto es que casi poco importa. El daño reputacional es enorme.
¿Cómo sobrevivir? La compañía debe corregir rumbo y modificar la estrategia. Lo está haciendo vía parón. Como ha podido saber The Wall Street Journal, Facebook ha retrasado el lanzamiento de nuevos productos que tenían que salir en los últimos días, para que esto no ocurriera en medio de todo el escándalo. El retraso en el lanzamiento viene acompañado de un trabajo de gestión de imagen.
Una docena de trabajadores se están centrando en hacer "reviews reputacionales" de esos productos, para ver si su lanzamiento tendrá un impacto generando nuevas críticas. Básicamente, están pasando la prueba del algodón a todo. No quieren que lo nuevo genere nuevas críticas o que sean productos con un potencial impacto negativo en niños. El parón de Instagram Kids se entiende a la luz de esto.
Además, según el Journal, Facebook también está analizando la propia información interna. Está peinando sus propias investigaciones para encontrar aquellos datos que podrían ser perjudiciales para la imagen pública de Facebook si se hacen públicos fuera de la compañía.
La gran pregunta es si todo esto será suficiente o si Facebook no está simplemente poniendo parches en vez de solucionar un problema mucho mayor.