Por Redacción - 26 Diciembre 2023
Las marcas de juguetes tienen una capacidad única para perdurar en la mente de los niños hasta la edad adulta, y este fenómeno se puede atribuir a una combinación de factores psicológicos, de marketing y de asociación emocional.
Los recuerdos positivos asociados con los juguetes juegan un papel crucial en este proceso. Los niños asocian sus juguetes con momentos de diversión, felicidad y creatividad durante la infancia. Estos recuerdos positivos se arraigan profundamente en la psique y pueden perdurar en la mente de los adultos, incluso después de que hayan superado la etapa de jugar activamente con esos juguetes.
Según estudios, los niños de 3 a 5 años pueden recordar de 3 a 5 marcas, mientras que los de 6 a 12 años pueden llegar a recordar hasta 10 marcas diferentes. La frecuencia de exposición a las marcas, la edad y las experiencias personales influyen en esta capacidad.
En el caso de las marcas de juguetes, la exposición comienza temprano. La publicidad en diversos medios, la presencia en tiendas y la interacción con juguetes de amigos y familiares contribuyen a que los niños estén inmersos en un entorno saturado de marcas. Esta exposición constante, combinada con las asociaciones positivas creadas durante el juego, consolida la presencia de las marcas de juguetes en la memoria de los niños.
En cifras concretas, estudios de mercado revelan que el 90% de los niños de 3 a 12 años pueden reconocer las marcas de juguetes más populares. Además, el 70% de los niños de 6 a 12 años expresan su deseo de poseer las últimas marcas de juguetes. Estos datos respaldan la idea de que las marcas de juguetes, al asociarse con recuerdos positivos y estar expuestas regularmente a los niños, tienen una capacidad excepcional para perdurar en la mente de los consumidores a lo largo del tiempo. En resumen, la combinación de experiencias positivas, exposición constante y asociaciones culturales contribuyen a que las marcas de juguetes se conviertan en recuerdos entrañables que acompañan a las personas desde la infancia hasta la adultez.
La capacidad de recordar marcas de juguetes se ve influenciada por diversos factores, y estos datos revelan la importancia de comprender la psicología del consumidor en la infancia.
Según el neuromarketing, las marcas de juguetes que perduran en la mente de los niños suelen tener un fuerte componente emocional. Los niños asocian los juguetes con emociones positivas, como la diversión, la felicidad y la creatividad. Estas asociaciones emocionales pueden ayudar a las marcas de juguetes a crear un vínculo emocional con los niños, lo que puede aumentar la probabilidad de que las recuerden en el futuro.
Al entender que los niños son especialmente receptivos a las experiencias positivas y las asociaciones emocionales, las empresas de juguetes pueden diseñar estrategias de marketing que no solo buscan vender productos, sino también construir conexiones a largo plazo con los consumidores.
La asociación de los juguetes con recuerdos felices no solo se limita a la experiencia de juego en sí, sino que se extiende a las interacciones sociales. Los niños a menudo comparten juguetes con amigos y familiares, lo que añade capas adicionales de significado a la relación con las marcas. Los juguetes no solo se convierten en objetos, sino también en herramientas que facilitan la conexión y el juego cooperativo entre los niños. Esta dimensión social refuerza aún más la durabilidad de las marcas de juguetes en la memoria de los niños.
La evolución de la capacidad para recordar marcas a lo largo de las diferentes etapas de la infancia también destaca la importancia de adaptar las estrategias de marketing a las distintas edades. A medida que los niños crecen, su capacidad cognitiva y su comprensión del mundo que les rodea se desarrollan. Por lo tanto, las marcas deben ajustar sus mensajes y enfoques publicitarios para mantener la relevancia y continuar atrayendo a su audiencia objetivo.
Evidentemente, la visibilidad y exposición constante de estas marcas es sin duda otro factor determinante. Estas marcas suelen ser omnipresentes en la vida cotidiana de los niños, ya sea a través de anuncios televisivos, presencia en Internet o exhibiciones en las tiendas.
La presencia constante de marcas de juguetes en los medios, no solo aumenta la visibilidad, sino que también refuerza la conexión emocional.
La exposición constante contribuye a la familiaridad y a la formación de vínculos emocionales con las marcas, lo que facilita su permanencia en la mente del consumidor a lo largo del tiempo.
Los niños no solo ven anuncios; viven experiencias que se asocian con las marcas. Este contacto continuo crea un lazo emocional que se convierte en parte integral de su desarrollo emocional y cognitivo. Además, la introducción de personajes populares de la cultura pop en el mundo de los juguetes amplía el alcance de las marcas. Estos personajes se convierten en figuras icónicas que trascienden las fronteras del juego, llegando a películas, series, libros y más. La versatilidad y el atractivo de estos personajes hacen que las marcas de juguetes se integren aún más en la vida de los consumidores, contribuyendo a que permanezcan en la mente de los adultos.
Además, las marcas de juguetes que perduran en la mente de los niños suelen ser visualmente atractivas. Los niños son atraídos por los colores brillantes, las formas llamativas y los personajes divertidos. Estos elementos visuales pueden ayudar a las marcas de juguetes a captar la atención de los niños y a dejar una impresión duradera.
La relevancia continua de marcas de juguetes como Barbie, Star Wars o LEGO no solo se debe a estrategias de marketing efectivas, sino también a la capacidad inherente de los juguetes para captar la imaginación de los niños. La creatividad, la exploración y la construcción asociadas con ciertas marcas permiten a los niños no solo jugar, sino también aprender y desarrollar habilidades fundamentales.Las marcas que los padres conocieron y disfrutaron en su infancia desempeñan un papel crucial en las decisiones de compra de juguetes para sus hijos.
No cabe duda de que existe un deseo por parte de los padres, de proporcionar a los hijos una experiencia similar a la propia infancia, lo que puede llevar a la preferencia por marcas que los padres disfrutaron en su juventud. Además, la asociación de marcas de la infancia con recuerdos positivos crea una conexión emocional, aumentando la probabilidad de que los padres elijan esas marcas para sus hijos. La familiaridad con estas marcas, ofrece a los padres la confianza de saber qué juguetes son de buena calidad y divertidos, lo que influye en sus decisiones de compra. Por ejemplo, un padre que disfrutó de Legos en su infancia podría optar por comprar Legos para sus hijos; una madre que creció con películas de Disney podría elegir juguetes de esta marca; y un padre que tiene una historia de juegos de video podría preferir comprar videojuegos para sus hijos.
Como puede comprobarse, las marcas de juguetes perduran en la mente de los niños hasta la adultez gracias a la combinación de experiencias positivas, exposición constante, asociaciones culturales y conexiones sociales. La infancia se convierte en un terreno fértil donde las semillas de la lealtad a la marca se siembran, creciendo con el tiempo para convertirse en parte de la identidad de un individuo. Las estrategias de marketing que reconocen y capitalizan estas dinámicas contribuyen a construir marcas que resisten la prueba del tiempo y que se convierten en compañeras a lo largo de la vida.