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La gran Crisis de Reputación de Intel y la caída de su valor como Marca

Intel, una vez líder indiscutible en el mercado de procesadores, atraviesa uno de sus peores momentos

Por Redacción - 6 Agosto 2024

Intel, una vez el líder indiscutible en la fabricación de procesadores, enfrenta una de las peores crisis en su historia, marcada por un desplome dramático en su valor de mercado y prestigio. En apenas seis meses, el valor de su acción se ha reducido en un 47%, pasando de 184.184 millones a solo 86.803 millones de dólares. Este colapso se suma a la pérdida de 1.600 millones de dólares reportada en su último informe financiero y la decisión drástica de despedir a 110.000 empleados, lo que representa el 15% de su fuerza laboral global.

La situación actual de Intel tiene sus raíces en la gestión de Paul Otellini, quien fue CEO entre 2005 y 2013. Durante su mandato, Otellini desvió la atención de la empresa de la investigación y desarrollo (I&D) crucial para la innovación en tecnología de procesadores y se concentró en cuestiones secundarias. Esta falta de enfoque estratégico resultó en la pérdida de talento clave, como Pat Gelsinger, y en una sucesión de liderazgo ineficaz con Brian Krzanich, quien tampoco pudo recuperar el terreno perdido.

La llegada de Pat Gelsinger como CEO en 2021 fue un intento por parte de la junta directiva de recapturar los años dorados de la compañía. Sin embargo, los daños ya eran profundos y persistentes. A pesar de algunos avances recientes, como el inicio del diseño de procesadores con tecnología ARM y la adquisición de nuevas máquinas de fabricación, Intel sigue luchando con problemas internos y externos. Sus últimas familias de procesadores han sufrido fallos graves, provocando devoluciones masivas por parte de los usuarios y una posible demanda conjunta por parte de varios fabricantes.

La industria de los procesadores es altamente competitiva, con empresas como AMD ganando terreno en ciertos segmentos del mercado.

Esto puede generar una mayor presión sobre Intel para mantener su liderazgo y podría estar afectando su imagen. AMD, no solo ha desarrollado procesadores más avanzados, sino que también ha innovado con su línea de procesadores Zen, que combinan múltiples tecnologías en una sola unidad. Los consumidores y empresas esperan constantemente avances tecnológicos. Si Intel no logra presentar productos innovadores o si sus lanzamientos se retrasan, esto puede generar dudas sobre su capacidad para seguir siendo un líder en la industria.

Además, cualquier problema relacionado con la fabricación de los procesadores, como retrasos en la producción o defectos en los chips, puede tener un impacto negativo en la reputación de la marca. Esta es una de las razones por las que actualmente Intel enfrenta problemas financieros y de estabilidad en sus procesadores de 13ª y 14ª generación.

Estos problemas de estabilidad, que incluyen reinicios y bloqueos inesperados, aún no tienen una causa determinada, lo que ha llevado al bufete de abogados Abington Cole + Ellery a considerar una demanda colectiva contra Intel. El bufete ha creado una página web para recopilar información de los usuarios afectados por estos problemas. Intel, por su parte, ha decidido no retirar los procesadores del mercado y está trabajando en un parche que se espera solucione el problema mediante una actualización de la BIOS a mediados de mes. Sin embargo, esta solución solo funcionará como medida preventiva para las unidades no afectadas y no garantiza resolver los problemas en las unidades ya defectuosas. La investigación sobre la causa de la inestabilidad continúa, señalando problemas en el microcódigo y la oxidación de componentes internos como posibles culpables.

La compañía está en crisis, aunque no lo reconozca abiertamente, algo evidente desde hace más de un mes cuando las previsiones de ingresos comenzaron a fallar. La forma en que Intel se comunica con sus clientes, socios y el público en general puede influir significativamente en su percepción. Una comunicación poco clara o una respuesta lenta a las críticas pueden erosionar la confianza.

Inicialmente, Intel negó la crisis, como se refleja en sus lanzamientos de los Core 13 y Core 14, pero Pat Gelsinger ha avanzado rápidamente a la fase de enfado, dirigiendo su frustración hacia sí mismo y afectando a los empleados con recortes. La fase de negación fue breve. Los problemas financieros y operativos se acumulan y, aunque los resultados son duros, internamente ya conocían los datos. Ahora, en la fase de enfado, los empleados son los más afectados con recortes significativos en sus beneficios y condiciones laborales, con el objetivo de hacer a Intel más competitivo.

Como parte de los recortes, Intel eliminará uno de cada siete puestos de trabajo, equivalentes a 15.000 despidos. La reducción de empleos varía según el departamento y el rendimiento de cada unidad de negocio. Además, los empleados que permanecen en la compañía verán reducidos varios beneficios. Intel está recortando el valor de su programa de compra de acciones para empleados, eliminando el año sabático después de cuatro años y reduciendo la duración del sabático del séptimo año a la mitad.

Para calmar la situación, Intel ha extendido la garantía de sus procesadores de las generaciones 13 y 14 en dos años. Sin embargo, esta extensión solo aplica a los procesadores vendidos en cajas, excluyendo a aquellos comprados en ordenadores premontados de grandes ensambladores como Lenovo. Aunque esta información ha sido confirmada por filiales como Intel China y en foros de la comunidad de Intel, aún no se refleja en la página oficial de la compañía. Los errores en los procesadores tope de gama han llevado a Epic Games a emitir una guía para jugadores de Fortnite afectados. El servicio de atención al cliente de Intel, especialmente en lo que respecta al proceso de RMA (autorización de devolución de mercancía), ha recibido críticas por experiencias problemáticas. Esto genera desconfianza y frustración entre los usuarios.

La tardía reacción de Intel también pone en evidencia una falta de transparencia que ha contribuido a la mala experiencia del cliente.

Hoy, Intel enfrenta una realidad implacable. Con la tecnología x86 en desventaja frente a ARM y con Nvidia dominando el mercado de la IA, el futuro de Intel depende de su capacidad para reinventarse y recuperar su espíritu innovador. Intel enfrenta una crisis significativa, marcada por despidos masivos, problemas técnicos en sus productos y una respuesta que, aunque intenta mitigar los daños, aún deja a muchos usuarios insatisfechos. La compañía ha reconocido finalmente sus errores del pasado, pero la recuperación será un proceso arduo y prolongado.

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