Olvídate de los gurús de autoayuda de dientes perfectos y de los retiros espirituales que te cuestan un riñón. Si quieres entender de verdad cómo la narrativa de la superación personal ha permeado nuestra cultura hasta el punto de ofertarse en la misma estantería que las zapatillas deportivas, solo necesitas ver un comercial de NIKE. Porque NIKE no es solo ropa deportiva; es la manifestación más moderna y pulida de una narrativa cultural que ha estado fermentando en la psique occidental durante siglos. Y déjame decirte, esa narrativa se ha convertido en un negocio muy lucrativo.
En su obra “Self-Help” de 1859, Samuel Smiles predicó que la autosuficiencia y la autodisciplina eran los caminos más seguros hacia el éxito. Smiles no fue un escritor cualquiera; fue un arquitecto del pensamiento moderno que transformó la autoayuda en una filosofía de vida. Sus ideas encajaron perfectamente en una sociedad que comenzaba a valorar el mérito individual por encima de los privilegios de nacimiento. De repente, la narrativa de superación personal no solo era posible, sino también deseable.
A inicios del siglo XX, Max Weber le explicó al mundo una idea bastante loca, si lo piensas: la ética protestante sugería que el trabajo duro, la autodisciplina y la acumulación de riqueza no eran solo maneras de ganar el pan de cada día. La sociedad de su época los veía como signos de virtud y aprobación divina. En otras palabras, si trabajabas lo suficiente, Dios te sonreía y te regalaba un Rolex. Este es el caldo de cultivo donde la narrativa de la superación personal y la meritocracia comenzaron a tomar forma. Este enfoque se convirtió en el corazón del "Sueño Americano", una idea que Estados Unidos abrazó con fervor en el siglo XX, cimentando la creencia de que cualquier individuo podía lograr el éxito si ponía el esfuerzo adecuado. Este mito se entrelazó con la cultura popular, desde Hollywood hasta las páginas de los libros de autoayuda más vendidos.
Los años 90 vieron el auge de la psicología positiva, que prometía respuestas científicas a la eterna búsqueda de la felicidad y el éxito personal. Es en ese entorno en el que NIKE, con su arsenal de marketing afilado, decide que no quiere ser solo una marca de ropa deportiva. Quiere ser la voz en tu cabeza que te grita: "¡Just Do It!" cada vez que piensas en rendirte. Y lo han hecho con un estilo que haría que incluso los mejores autores de autoayuda se quitaran el sombrero.
En la era moderna, esa narrativa de auto-mejora alcanzó su versión más rentable. En 2023, se estimó que el tamaño de la industria de la autoayuda alcanzó los 41.2 mil millones de dólares, algo más que los 38.7 mil millones la industria del streaming musical . ¡Eso es mucho dinero gastado en decirte lo increíble que podrías ser! Dale Carnegie, Napoleon Hill, Tony Robbins… estos tipos están vendiendo el mismo mensaje que NIKE, solo que con menos estilo.
El mercado de ropa deportiva, que ya vale unos impresionantes 390 mil millones de dólares en 2023 y está proyectado para llegar a 989.5 mil millones para 2032 es un gigante. Esa industria ha florecido porque los storytellers de NIKE han entendido que la práctica del deporte necesita cruzarse con el mito heroico de la industria del desarrollo personal. No es solo vender fashion deportivo. Es venderte la promesa de que ese atuendo te ayudará a “descubrir tu grandeza” ("Find Your Greatness"). Y resulta que mucha gente está dispuesta a pagar mucho por esa promesa. ¿Quién no quiere ser la estrella de su propia película de autosuperación?
Y es aquí donde se pone interesante desde una perspectiva sociológica contemporánea. En un mundo lleno de Instagram, TikTok y otros filtros de auto-glorificación, la narrativa de la autosuperación no es solo popular; es casi obligatoria. Cada publicación, cada "like" es una pequeña validación de que estás viviendo tu mejor vida. NIKE entiende esto mejor que nadie y ha convertido sus productos en símbolos de ese viaje personal hacia la gloria. Con cada comercial, te venden una entrada al club exclusivo de aquellos que "nunca se rinden". Un club que, al parecer, tiene un precio de entrada bastante alto.
Así que, la próxima vez que veas un anuncio de NIKE, no lo mires solo como otro comercial. Es un capítulo más en una larga saga cultural sobre la superación personal y el éxito individual. Una saga que ha moldeado no solo nuestras expectativas de nosotros mismos, sino también nuestra definición de éxito. Y mientras el mercado de la autoayuda sigue imprimiendo dinero, NIKE estará ahí, como un predicador moderno, recordándonos que la grandeza no es un destino, sino una carrera que todos corremos, con las zapatillas bien atadas y el "Just Do It" resonando en nuestras cabezas.