Por Redacción - 8 Marzo 2021
Se podría decir que uno de los elementos clave en la reputación y popularidad de las empresas a finales de los 90 y principios de este siglo fueron sus CEOs estrella o sus fundadores que se convertían en material para todo tipo de análisis. Todo el mundo parecía saber quiénes eran Steve Jobs o Bill Gates y los fundadores y/o CEOs de compañías como Facebook o Google estaban por todas partes. Eran famosos, muy famosos, y también resultaban muy influyentes.
Cuando se murió Steve Jobs, la noticia se convirtió en una especie de elemento popular, similar a cuando se muere una estrella del cine o de la canción. Igual que en esos casos, la gente mostró sus emociones. Las tiendas de Apple se convirtieron en aquel 2011 en un lugar de peregrinación, ante las que se montaban pequeños altares en recuerdo del directivo desaparecido. La biografía que apareció por esas fechas se convirtió rápidamente en un éxito de ventas.
Pero, aunque Jobs todavía vivió los últimos estertores de ese culto a la personalidad de los grandes directivos, las cosas estaban empezando a cambiar. Mark Zuckerberg, el CEO de Facebook, vivía entonces su primera gran crisis reputacional.
En 2010, después de haber sido encumbrado como una joven y gran estrella, se vio arrastrado por una debacle reputacional. Una intervención nefasta en un foro tecnológico y el impacto de textos críticos (uno se convertiría en la base de una película famosa) se convirtió en una pesadilla para él y para la empresa a la que su nombre estaba asociado. Fue la primera de tantas.
El hecho de que muchos CEOs icónicos estén retirándose y dejando paso a otros - como acaba de ocurrir con Jeff Bezos, el de Amazon - está haciendo que los nuevos perfiles sean más técnicos y menos públicos y que son eso se apague un poco más el fulgor del CEO estrella.
La crisis no está limitada únicamente a eso. Los consumidores son cada vez más críticos con los directivos de las grandes empresas (posiblemente, la tendencia arrancase de forma paralela a la crisis derivada de la Gran Recesión) y sus movimientos y actuaciones se acabaron convirtiendo así en activos tóxicos para la reputación de sus compañías.
Esto no quiere decir que los consumidores se hayan olvidado de los directivos y que no existan CEOs estrella. Elon Musk, el de Tesla, odiado y amado a partes iguales, es un ejemplo de que todavía algunos directivos siguen generando esa conexión especial con parte del público.
Un estudio reciente de Brand Finance ha analizado cuáles son los CEOs más valorados y los más conocidos. La lista no es exactamente igual y no otorga los mismos rankings. Al fin y al cabo, una mide popularidad y otra ejecución. El listado es global, lo que hace que algunos directivos no sean necesariamente populares en todos los mercados, pero sí lo son en el cómputo global.
El listado de los CEOs más famosos está encabezado por Mark Zuckerberg. El máximo responsable de Facebook es el número uno, seguido por Jeff Bezos de Amazon y Tim Cook de Apple. El top tres de los consejeros delegados más populares a nivel global está copado así por empresas de EEUU.
A estos tres directivos les siguen, en este orden, Elon Musk (Tesla), Mukesh Ambani (de la empresa india Reliance), Jun Lei (Xiaomi), Amir Nasser (Saudi Aramco), Reed Hastings (Netflix), James R. Quincey (Coca-Cola) y Jim Farley (Ford).
La lista de los más famosos - entre los que no se encuentra ninguna directiva y que está dominada por compañías de EEUU - diverge de la que los analistas de mercado y los periodistas especializados votan como los consejeros delegados más acreditados. Ahí hay una diversidad más amplia de países de origen y de sectores.
El listado está encabezado por la CEO de Tapestry, una empresa estadounidense, Joanne Crevoiserat. Tras ella siguen, en este orden, Ahmed Bin Saeed Al Maktoum (Emirates), Julie Spellman Sweet (Accenture), Rajesh Gopinathan (Tata), Mukesh Ambani (Reliance), Nasser Sulaiman Al Nasser (STC), Jun Lei (Xiaomi), Volkar Denner (Bosch), Yong Zhang "Daniel" (Alibaba) y Pnuit Renjen (Deloitte).