
Cómo las marcas reformulan su discurso y estrategias de marketing y publicidad ante la incertidumbre global de una guerra arancelaria
Por Redacción - 8 Abril 2025
En los momentos históricos marcados por guerras arancelarias, el marketing y la publicidad han sido profundamente afectados, aunque el análisis de su impacto directo se ve limitado por la escasez de cifras específicas. Sin embargo, a través del estudio de las consecuencias económicas generales y las respuestas empresariales, es posible trazar patrones claros sobre cómo estas disputas comerciales reconfiguran la manera en que las marcas se comunican con sus públicos.
Una de las consecuencias más inmediatas de los conflictos arancelarios es la presión sobre los precios. Cuando los aranceles encarecen las importaciones, y en algunos casos también los productos nacionales debido al aumento de costos en la cadena de suministro, los consumidores reducen su gasto. Este retraimiento del consumo obliga a las marcas a justificar el valor de sus productos con mayor intensidad, ajustando su mensaje publicitario para resaltar atributos como la durabilidad, la calidad o la producción local. En paralelo, la incertidumbre que generan estas tensiones comerciales empuja a las empresas a postergar inversiones, lo cual incluye muchas veces el presupuesto destinado a marketing y publicidad.
Las campañas publicitarias tienden a reconfigurarse en función del clima político y económico dominante. Es común observar un resurgimiento de los mensajes que apelan al nacionalismo económico: las marcas enfatizan el origen local de sus productos como garantía de apoyo a la industria nacional y a la autosuficiencia económica. Esta tendencia se ha repetido en múltiples contextos históricos, desde la Ley de Aranceles Smoot-Hawley en Estados Unidos durante la Gran Depresión hasta la reciente guerra comercial entre Estados Unidos y China, donde tanto marcas estadounidenses como chinas reajustaron su discurso para capitalizar el orgullo nacional y mitigar el efecto de los boicots cruzados.
Las decisiones sobre precios también se ven condicionadas por estos entornos. Las empresas deben optar entre absorber el incremento de costos provocado por los aranceles o trasladarlo al consumidor. En ambos casos, las implicaciones para el marketing son sustanciales: si el precio sube, se necesita una narrativa convincente que lo justifique; si se mantiene estable, debe comunicarse como una victoria para el consumidor. A esto se suman promociones temporales y estrategias de fidelización que buscan sostener el volumen de ventas ante un entorno de consumo debilitado.
--- Regístrate o accede como usuario para disfrutar del acceso ilimitado a todos nuestros contenidos ---

