Así es, de hecho, no han entendido qué son las plataformas de nueva comunicación. Y es como hemos podido comprobar tras las últimas elecciones, los
políticos hanperdidola oportunidad desacar todo el "jugo" de este tipo de canales y herramientas sociales.
Sin duda podrían aprovecharlo pero parece que siguen prefiriendo utilizarlo sólo la parte exhibicionista deeste herramientay hacer
simplementepropaganda, tal y como lo han hecho toda la vida. Es como tener un martillo y usarlo para abrir latas de conserva. Y este es uno de los
Grandes errores del
marketing Político en los medios y Redes sociales.
Sin embargo, a pesar de este mal uso y las malas prácticas, Twitterpodría ayudar a los políticos a ganarse a los ciudadanos. Tienen la
oportunidad de hacerse con un verdadero liderazgo social. Una oportunidad inédita hasta ahora. El conjunto de plataformas de nueva comunicación les
puede acercar a este liderazgo. Aquí Twitter es la herramienta de nueva comunicación más manejable (es fácil de usar desde el móvil) y nos pone a todos
al mismo nivel, cosa que puede ayudar a los políticos a salir de su burbuja y a ser accesibles de una vez por todas.El Twitter de un político
tiene que ser un espacio de conversación. El hecho de tener un perfil de Twitter no significa que se esté haciendo una estrategia 2.0. Es
imprescindible escuchar, responder como una persona (no como un político) y, sobretodo, aportar valor (no dar la vara). Esto requiere esfuerzo,
dedicación y trabajo (palabras fuera del diccionario de los políticos del Congreso de los Diputados). Es una tarea de hormiga. Pero si un político
logra desempeñarla día tras día de forma útil y empática, obtiene una credibilidad y una proximidad de hierro. Esto le puede diferenciar del resto de
políticos. Es media victoria en las próximas elecciones.Aspectosbásicos que un político tiene que saber para hacer un tweet:
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Escuchar y conversar. Hay que estar atento a lo que dice la gente y contestar con naturalidad. Es posible que eso dé pistas de lo
que quiere el electorado; hay que tener suficiente cintura como para modificar la lista de propuestas y adaptarla a las demandas de la gente. El
político tiene que bajar de su ficticio pedestal y abandonar las posiciones sectarias que desarrolla demasiado a menudo (en mayor o menor medida).
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Humor e inteligencia a la hora de contestar. Sobre todo si son críticas. El humor hace que un político encaje con la naturaleza de
Twitter y con el comportamiento de la gente ante los 140 caracteres.
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Aportar valor. Un político tiene que llevar la iniciativa si quiere ser un líder. No está mal que lance propuestas e invite a
hacer debates públicos en 140 caracteres. Pero también es muy importante que se convierta en una especie de medio informativo y aporte enlaces,
imágenes e información. Así, sus seguidores tendrán elementos para entender la realidad que les rodea y para resolver posibles problemas
ciudadanos.
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Establecer vínculos. Hay que ser accesible y facilitar que todos te puedan hacer preguntas, conocerte e incluso entrevistarte en
140 caracteres. Es una buena manera de hacerte con el respeto y la credibilidad de una sociedad. A la larga, esto deriva en liderazgo.
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Dar la cara. Nunca te escondas de nada. Mójate ante cualquier hecho en el que puedas tener una relación directa o indirecta,
aunque la cosa no te favorezca para nada. Si en Twitter sales airoso de estas situaciones, les habrás colado un gol por la escuadra a tus
competidores.
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Ignorar al contrario. Tienes que olvidarte completamente de tus adversarios, a no ser que sea estrictamente necesario. La mejor
manera de construir y de hacerte con un liderazgo es mencionar lo mínimo posible a tus oponentes, al más puro estilo Pep Guardiola. Hay que tener
mucha educación con la gente que ataca y mucho respeto con todos los del signo contrario. De esta manera se da la sensación de tener una verdadera
voluntad de servicio social.
Actitudes que un político no puede tener jamás en Twitter
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Discutir, atacar y pelearse. Esto aleja la política de la gente y hace recordar que los políticos hablan de sus cosas y punto.
Pero aún hay algo más ridículo: competir con tus adversarios para ver quien tiene más seguidores.
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Repetir los "fantásticos" valores de un partido. Esto da mucha rabia. Esto hace recordar que un político está para enriquecer a su
partido, que le importa un pepino la gente y que la única cosa que quiere es adoctrinar de manera religiosa. Aún es peor cuando un político habla
de su partido como si fuese una empresa privada o un equipo de fútbol: "queremos que nuestro partido recupere el liderazgo del movimiento X del
país".
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No contestar. O, peor aún, no fomentar la conversación. Esto denota que el político no tiene la más remota idea ni de lo que es
Twitter, ni de lo que quiere la gente, ni de nada. Twitter sirve para intercambiar mensajes e información. En BAUDcom siempre decimos que es como
una feria donde los perfiles son los stands y donde hay salas de conferencias (#hashtags) donde todos son ponentes.
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Seguir sólo a los amigos del partido. Gran error demasiado habitual. Hay que seguir a tantos representantes del electorado como
sea posible. La gente tiene que ver que las cosas de la calle te interesan. Twitter tiene una serie de limitaciones, hay que conocerlas y "bailar"
con ellas.
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Decir siempre lo mismo. Para aburrirse ya están los telediarios. Hay que estar atento a los temas del momento (Trending Topics) y
aportar allí donde estén participando, de forma masiva, los electores.
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Olvidarte de Twitter cuando se terminan las elecciones. Hay políticos que se abren un perfil cuando comienza la campaña electoral
y que se olvidan de él al día siguiente de las elecciones. Esto también genera mucha rabia. En el momento que se conocen los resultados de las
elecciones comienza la campaña de los próximos comicios.
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La política española necesita un "reset". Es habitual ver a políticos twiteando desde su escaño durante los plenos. Sería un buen
intento de intentar acercarse a la gente. Lástima que no dejen de barrer para casa continuamente o no paren de reproducir en 140 caracteres las
confrontaciones que protagonizan cada vez que se exponen a la opinión pública. Estamos demasiado acostumbrados a ver a políticos peleándose al más
puro estilo del patio del colegio.
