Parecía un movimiento un tanto arriesgado —porque nada asegura que el público vaya a decirte lo que quieres oír— pero no uno tan sorprendente en el Twitter de Elon Musk —desde que se hizo con el control de la red social, Musk ha sometido a votación popular en su perfil muchas decisiones de negocio claves—.
El pasado domingo, el directivo abrió una encuesta en su perfil en la red social en la que preguntaba si debía dejar de ser el consejero delegado de Twitter. La respuesta solo podía ser sí o no y Musk se comprometía a acatar la decisión de la comunidad. Y la comunidad habló: Musk debía dejar el timón de Twitter a otras manos. El 57,5% de los votantes —y la encuesta acumuló algo más de 17,5 millones votos— optó por expulsar al ejecutivo. Quizás, que justo antes de la encuesta Twitter volviese a protagonizar fiascos reputacionales virales —como anunciar que no iba a permitir links a otras redes sociales y luego dar marcha atrás o suspender en masa perfiles de periodistas críticos—, no ayudó mucho a Musk a lograr el éxito.
Sin embargo, tras los resultados, llegó el silencio. ¿Estaba Musk ignorando los resultados de la encuesta que él mismo había puesto en marcha? Los medios hicieron su balance de lo que había sucedido y los analistas empezaron sus cábalas.
Musk no decía nada sobre los datos concretos (incluso cuando volvió a tuitear tras el cierre de la encuesta lo hizo sobre otros temas), pero sí había señalado puntos antes que podían indicar en qué dirección pensaba ir. “La cuestión no es encontrar a un presidente ejecutivo, la cuestión es encontrar a un presidente ejecutivo que pueda mantener Twitter con vida”, había llegado a señalar.
Tras el silencio llegó el mensaje. Este martes —por su hora, hoy mismo miércoles de madrugada por la hora europea— Musk ha asegurado que dejará el cargo, tal y como recoge The New York Times. Aun así, no es una dimisión inmediata ni una salida tan limpia como el resultado de la encuesta podría hacer pensar que iba a ser. Musk ha asegurado que se marchará, pero que lo hará cuando encuentre a “alguien lo suficientemente loco como para aceptar el trabajo”.
Por tanto, no hay ni fechas claras ni tampoco perfiles que estén emergiendo como potenciales candidatos. Es todo todavía muy poco concreto. De todos modos, sí es llamativo que Musk haya hecho el anuncio y lo haya hecho ahora: el directivo se hizo con el control de Twitter a finales de octubre, lo que lo deja en unos dos meses como CEO antes de reconocer que debe dar un paso atrás.
Esto no implicará que Musk se desvincule por completo de Twitter. En absoluto. El propio directivo ha añadido que seguirá en el epicentro de la red social. “Después de eso [el fichaje del nuevo CEO], gestionaré simplemente los equipos de software y servidores”, ha señalado.
Quizás, en la decisión de dar un paso atrás no pesó tanto la encuesta como la realidad de Twitter. Como recuerda el Times, el propio Musk está buscando inversores para Twitter, a los que pide que paguen el mismo precio por acción que él pagó cuando cerró la compra. Pero convencerlos podría ser complicado. Por un lado, él mismo lleva meses diciendo públicamente que pagó de más por Twitter. Por otro, si quieres captar capital, los escándalos reputacionales no ayudan en absoluto.