Artículo Redes Sociales

¿Son las redes sociales una burbuja que ha terminado atrapando a las marcas y empresas?

La pregunta de si las redes sociales son o no una burbuja es casi tan antigua como las propias redes sociales.

Por Redacción - 5 Junio 2015

Las redes sociales tienen una vida, en realidad, muy corta. Facebook, en realidad, solo llegó al mercado en 2004, lo que hace que no tenga mucho más de diez años de vida. Y Twitter o Pinterest, las otras redes sociales de las que siempre se suele hablar, no lo hicieron hasta unos cuantos años más tarde. El universo social media, por tanto, a pesar de que hoy en día nos parece ubicuo y prácticamente inevitable es, en verdad, una cosa prácticamente recién llegado, algo recién nacido y, como tal, algo que está aún por ver hacia dónde acabará yendo. Y ahí, en el dónde terminará, están las grandes dudas, los muchos análisis y el temor de que lo que oculte todo este interés desmedido no sea más que, al final, humo.

La pregunta de si las redes sociales son o no una burbuja (y sobre todo el cuándo estallará la famosa burbuja) es casi tan antigua como las propias redes sociales. En 2010, un artículo en la Harvard Business Review ya se titulaba, exactamente, La burbuja del social media. Y, en 2013, ya se estaban publicando los tradicionales artículos que anunciaban que la burbuja había explotado. O que estaba empezando a desinflarse (como seguimos hablando de burbujas y estallidos de la misma, casi casi podríamos decir que sus previsiones eran erróneas: no estaba aún pinchada esa potencial burbuja).

Con la salida a bolsa de las diferentes empresas del universo social media, hubo momentos de especial interés en la idea de la burbuja (y sobre si esta estaba en realidad al borde del colapso). Facebook salió a bolsa en 2012, Twitter en 2013 y LinkedIn en 2011 y entre medias habían entrado en cotización una serie de compañías del universo social media que empezaron con un gran acelerón en los mercados y que luego fueron perdiendo fuelle. Cada vez que una de estas compañías salía a bolsa y salía por un precio inferior al que se esperaba (véase lo que pasó con Twitter), los analistas se lanzaban a ser agoreros sobre el fin de la era del interés en el social media.

Las redes sociales eran compañías sin claros modelos de ingresos (y en algunos casos, los modelos siguen sin ser realmente claros o sin producir realmente ingresos con peso) y que no siempre conseguían tener un retorno de la inversión evidente. De hecho, cuando Facebook lanzó su oferta de compra por Instagram (1.000 millones de dólares), la red de fotos no tenía anuncios y no tenía ninguna fuente concreta para monetizar sus servicios. Las compañías del social media eran realmente la aplicación a los negocios del mucho ruido y pocas nueces.

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